Presencia – Regalo

EVANGELIO DE MARCOS 1, 40-45

Invierno,

en el hogar fuego;

recuerdos…

recuerdos…

Conoceros,

conocerte,

dejó huellas profundas en mi mente.

¿Dónde estabas?

¿por qué no respondías

a mi sed de verte?

Cúrame, te dije.

«Quiero»…

No era el despertar de un sueño,

sino su deslumbrante epifanía.


EVANGELIO DE SAN MARCOS 6,30-34

Deja que incline sobre tu pecho mi cabeza,

líbrame de luchas,

sana mis querellas.

Llévame a un lugar

donde todo es paz,

silencio,

consciencia.

En la noche oscura

mis ojos Te buscan,

mi alma Te anhela…

porque en las madrugadas

no tengo donde ir

y mi rostro mendigo suplica presencia.

LE DIO LÁSTIMA DE ELLOS

PORQUE IBAN COMO OVEJAS SIN PASTOR


EVANGELIO DE SAN MARCOS 16, 15 -18>

‘Id al mundo entero’…

Pero si mis años ya no me permiten

grandes desplazamientos.

Aquí en mi lugar, mi casa,

es donde mejor siento.

…Y qué he de decir si otras voces,

otros formas más sabias

hacen su misión con más acierto.

Ensayo, poesía, novela, cuento.

¿Cuál predilecto?

SÓLO SER – SIENDO.


EVANGELIO DE SAN MARCOS 4, 1-20

El lenguaje del evangelio es capaz de interpretaciones sin término.

Etapas de la vida atraviesan fronteras…

la parábola del sembrador se renueva.

Infancia: multitud de pájaros revolotean…

Juventud: tener para ser,

esa es la tragedia.

Aves,

espinos,

piedras,

no me permitieron alcanzar la deseada cosecha.

Ahora sólo aspiro a ser buena tierra…

mientras la luz tiembla de amor

y todo se hace murmullo al roce de las hojas.

El viento pasa en busca del lugar donde ha nacido,

en el silencio todo de Ti brota.


EVANGELIO MARCOS 4, 35 – 41

A través del pasado la historia me devuelve

el reto de vivir una segunda vida.

Vamos a la otra orilla nos dijiste

y sin dudarlo iniciamos la ruta.

La tormenta increpó,

las olas crecieron sin medida,

por un instante sentimos perdernos

en un mar de dudas.

Rememoro tiempos…

recojo restos de batallas perdidas.

¿Y yo,

dónde estaba

mientras naufragaba

perdida en la bruma?

Ráfagas de luz atraviesan la noche oscura:

estar vivo,

ser,

sentirse a sí mismo,

experimentar el roce de la vida.


EVANGELIO MARCOS 1, 14-20

Transmito la intimidad del evangelio en un poema.

-Si me llamas por mi nombre

Te seguiré hasta los confines de la tierra:

saltaré muros,

cruzaré puertas,

elevaré y descenderé al compás de las estrellas.,

Si me dices: ven,

soltaré lastres,

amarras,

cadenas…

para ser una contigo,

para ser al fin la que era.

-Salta, corre, vuela…

sé tú sin trabas,

sin falsas palabras huecas,

sin temores,

sin querellas,

navega al infinito mar que te espera…


EXPERIENCIAS DEL EVANGELIO

¿Cómo expresar este sentimiento? ¿Por qué no puedo vivir sin escribir?¿Por qué en el atardecer mis largos paseos? En ellos me siento feliz, la mente se detiene, toda mi atención la acapara el momento. Creo sinceramente, que existe una gran similitud con la oración de silencio…

¿Cómo nació el proyecto de escribir la experiencia del evangelio? Siempre su lectura me fascinó, aunque no acabara, a veces, de dilucidar su misterio; hice la experiencia de elegir una palabra que resonara en el contexto; comprobé cómo se expandía en ondas como piedra lanzada en un lago – espejo. El poema surgía desde muy dentro…

¿Ángel, musa, duende? El Dios que llevamos dentro… Las palabras escapaban en el tiempo para hacerse vida, vida que rezuma sueños, esperanzas, sentimientos… Escribir era orar, orar en un cielo abierto. Comprendí que todo era dado y sentí la necesidad de devolverlo. He aquí el motivo de estas experiencias escritas para ti, en el silencio…


EVANGELIO DE SAN JUAN 1, 35-42

«¿DÓNDE VIVES?
VENID Y LO VEREIS.»

El SILENCIO:
No dice,
no expresa,
no aprisiona,
es camino hacia si…

El ruido:
interfiere,
aturde,
estorba,
camino que se hace hostil.

El SILENCIO:
encuentro sin fin.


Hubo un tiempo en que no veía

el sentido de la vida,

los acontecimientos…

 

Hoy mi mirada ha cambiado

y todo cobra sabor,

el camino se hace dado.

 

Subo la empinada cuesta,

bajo a los llanos;

el amor por compañero,

la esperanza de la mano.

 

Hoy mi mirada ha cambiado,

rotas ya las fronteras

entre divino y humano.

 

La mayor alegría de mi vida

es tener el sentimiento,

de haber permanecido en una búsqueda constante,

fiel a mi primer sueño…

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