Adiós al padre Tomás Álvarez, teresianista ilustre

Ante la noticia de la muerte del Padre Tomás Álvarez, carmelita descalzo, se agolpan en la memoria recuerdos y, sobre todo, sentimientos, tantos que no caben en una breve nota necrológica. Por eso quisiera que este «adiós» no sonara a «despedida», sino a prolongar la permanencia de su persona y su ingente obra carmelitana y teresiana entre nosotros.

Conocí por primera vez al P. Tomás en mi estancia en el Colegio Internacional de los carmelitas descalzos de Roma, cursando la teología en la Facultad del Teresianum e Historia de la Iglesia en la Universidad Gregoriana los años 1958-1966. Allí lo encontré de profesor y allí lo dejé a mi vuelta a España. En el pergamino de mi título de Doctor en Teología consta su firma como Préside de la Facultad el 20 de junio de 1965.

Después, nos hemos encontrado en semanas de estudios, congresos y en algunos lugares y quehaceres menos formales y lo encontré siempre cordial, sencillo, amigo y hermano. Y, sobre todo, lo he sentido viviente en tantas páginas de investigación escritas en libros y revistas científicas y populares casi todas centradas en la persona y la obra de santa Teresa de Jesús. En ellas casi siempre aprecié novedades en los temas tratados con rigor científico, actitudes críticas en sus análisis y claridad en la exposición, y esto hasta la edad provecta pasados los noventa años. En los estudios del P. Tomás siempre encontré algo que aprender y que sumar a mi acerbo de cultura teresiana.

Con él se nos ha ido un trabajador incansable, un investigador nato, creo que el más ilustre «teresianista» entre los estudiosos vivos de nuestro tiempo, y entre los mejores del siglo XX. Con él desaparece un eslabón importante de la cadena de sabios y estudiosos del Carmelo teresiano y preanuncia el envejecimiento de la generación siguiente todavía en ejercicio y dedicada a la misma tarea de investigar el alma y la herencia de Teresa de Jesús. Tiempo habrá de dedicarle un homenaje más acorde con sus merecimientos y que no quiso recibir en vida cuando cumplió los 80 años porque -me dijo con sentimiento de humildad teresiana o de timidez de carácter- que él no había hecho nada especial. Tengo muy buenos recuerdos de sus clases de Roma, curiosamente no especiales sobre santa Teresa, sino de temas de teología -el tratado de la Eucaristía y de los novísimos o cosas últimas- y, lo que más recuerdo, de historia de la teología en el siglo XIX y que me gustaría exponer en otros foros más perdurables. Para no aumentar el espacio de una nota post morten, recuerdo algunas de sus grandes aportaciones al teresianismo científico.

Pienso que un trabajo impagable son las ediciones facsímiles de los autógrafos de las grandes obras de la Santa de Ávila. Editó el Camino de perfección, una vez restaurado en el Instituto de Patología del Libro de Roma, en dos volúmenes, el primero con la trascripción del texto teresiano y la acomodación a un castellano modernizado, con abundantes notas explicativas; y el segundo, la edición del códice de Valladolid, tan cuidada -la elección de las medidas del original, el color y la hechura del papel- que los inexpertos pueden confundirlo con el original. Todo estuvo realizado por la Tipografia Poliglotta Vaticana en 1965. El trabajo fue hecho en colaboración, pero dirigido por el Padre Tomás. A continuación, se ocupó de la restauración del autógrafo de Las Moradas conservado en las carmelitas descalzas de Sevilla realizada en el mismo Instituto de Patología del Libro.

Y, ya en España, las ediciones facsímiles de los autógrafos de las Moradas (1990), la Vida (1999), las Fundaciones (2003) y Camino de perfección, autógrafo de El Escorial (2010). Son trabajos complejos porque supone la edición facsímil, la lectura del texto original y actualizado, acompañada de un esudio de cada uno de los libros. Fueron publicados en la editorial Monte Carmelo de Burgos. También editó en facsímil las primeras ediciones de algunas obras de la Santa. Sólo esta labor sería un aval del teresianismo del Padre Tomás. Además, es editor de las Obras completas de la Santa en dos volúmenes.

Como trabajos de investigador teresianista, recuerdo la colección de 138 artículos científicos recogidos en los 4 volúmenes de Estudios Teresianos sobre la persona y el pensamiento de la Santa, aspectos doctrinales, históricos, literarios, aportando siempre luz en temas oscuros. Además, comentó todas las obras mayores de la Santa y sus Cartas. Y como obras personales y valiosas, recuerdo la monumental obra el Diccionario de Santa Teresa de Jesús (2006, 2ª ed.), de la que fue director y autor de muchos artículos, generalmente, sin firma. Santa Teresa a contraluz. La Santa ante la crítica (2004). Cultura de mujer en el siglo XVI. El caso de Santa Teresa (2006). Es un libro homenaje publicado con ocasión de haberle concedido el Ayuntamiento de Ávila el IX Premio Nacional de las Letras «Teresa de Ávila». No se agota con esto la producción libraria del P. Tomás, pero es suficiente para ensalzar la memoria de este carmelita descalzo, de apariencia sencilla, humilde y casi tímida, pero una eminencia de las letras teresianas, carmelitanas y españolas. ¡Descanse en paz».

Daniel de Pablo Maroto,

Carmelita Descalzo – «La Santa» – Ávila

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