LA ALEGRÍA DEL AMOR
«El amor no es duro en el trato… Amar también es volverse amable… Para disponerse a un verdadero encuentro con el otro, se requiere una mirada amable puesta en él… El amor amable genera vínculos, cultiva lazos, crea nuevas redes de integración, construye una trama social firme…
El que ama es capaz de decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan. Veamos, por ejemplo, algunas palabras que decía Jesús a las personas: ‘¡Ánimo hijo!’ (Mt 9,2). ‘¡Qué grande es tu fe!’ (Mt 15,28). ‘¡Levántate!’ (Mc 5,41). ‘Vete en paz’ (Lc 7,50). ‘No tengáis miedo'» (Mt 14,27). (Amoris Laetitia, 99-100)
Señor, que cada mañana escuche tu voz: ¡Ánimo! ¡Levántate! ¡No tengas miedo! ¡Ve en paz! Señor, que mi trato amistoso contigo, lo continúe en el trato amable con los que me rodean. Y que de mi boca salgan hoy palabras de aliento, de consuelo, de ánimo para los demás. ¡Nos necesitamos tanto unos a otros!