Siempre cuesta y a veces mucho.
Cuesta volver a empezar, quizá porque tenemos experiencias pasadas de fracaso o de poco fruto.
Pero la vida es volver a empezar y sobre todo la vida de fe.
Volvemos a comenzar, porque creemos en Aquel que nos ha llamado. No estamos solos. Él está, siempre está.
Volvemos a empezar porque sabemos que lo que nos toca a nosotros es sembrar, no tanto recoger fruto.
Volvemos a empezar porque tenemos la certeza de que aquello que ofrecemos es lo mejor, porque ofrecemos nada menos que a Dios y esto no deja de ser osadía. Pero lo hacemos.
Volvemos a empezar porque confiamos no sólo en Dios, sino también en cada una de las personas, de los niños, de los adultos.
Volvemos a empezar porque, sobre todo, amamos y queremos compartir lo que a nosotros nos hace felices.
Javier Fuente, ocd