El Dios que hace su morada en mí

Noveno «Cuarto de Hora»

Reflexión:

Una joven le pidió al sacerdote que fuera a su casa para orar por su padre que estaba muy enfermo.

Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró al enfermo en su cama con la cabeza calzada por un par de almohadas.

Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo.

-Supongo que me estaba esperando? -Le dijo.

-No, ¿quién es usted? – Le dijo el hombre.

-Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando vi la silla vacía al lado de su cama supusieron que usted sabía que yo vendría a visitarlo.

-OH, sí, la silla, dijo el hombre enfermo, ¿le importa cerrar la puerta?

El sacerdote sorprendido la cerró. Él enfermó comenzó a explicar:

Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la Iglesia he escuchado siempre, a la respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae…, pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro, pues no tengo idea de cómo hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración.

Esto ha sido así en mí, hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con un buen amigo me dijo: «José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente de ti; luego con fe miras a Jesús sentado delante de tí. No es algo alocado. ÉL nos dijo: «Yo estaré siempre con ustedes». Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora.

Así lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija… pues me internaría de inmediato en él manicomio.

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que estaba haciendo, y que no cesara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia.

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: ¿Falleció en paz? Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo en su cama. Me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso.

Cuando regresé de hacer compras, una hora más tarde, ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño a la respecto de su muerte, pues aparentemente antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?

El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera.
La silla no estaba vacía.

Contenido Teresiano:

Cuando Teresa trata de decirnos cómo siente el amor de Dios, como El se hace cercano al corazón humano, se le ocurre una comparación muy acorde con su época y con su estilo de vida en Ávila.

Nuestra alma dice Teresa es como un Castillo, todo de diamante y muy claro cristal donde Dios tiene su morada principal en el centro del corazón. Es ahí donde pasan las cosas más intimas de la relación, las muchas cosas de secreto entre Dios y el alma.

La experiencia es fuerte y radical, Dios se queda dentro de mí y habita en mí interior, se hace uno conmigo, me lleva allí, donde todo lo vivo dentro de mí, donde no hay distancia, ni tiempo, sólo el amor que se hace presente en nosotros mismos todos los días de nuestra vida.

No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad; y verdaderamente apenas deben llegar nuestros entendimiento, por agudos que fuesen, a comprenderle, así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mismo dice que nos crió a su imagen y semejanza. I M, 1,1

Canta: Inspiración (Benny Ibarra)

No sé como describir, desde el vacío que hay en mí
una voz, inspiración que me hace soñar…
Vuelvo a escuchar dentro de mí ese deseo de sentir un amor
que le da vida a mi palpitar
 
Y sin palabras me calmas…me llevas allí
a descubrir todo lo vivo dentro de mi
y en el silencio me amas y puedo vivir
de tus suspiros que besan mi ser… vuelvo a nacer
 
Oigo en tu pecho mi canción y entre tus brazos sé quien soy
soy tu amor, tu reflejo, tu pasión…
Y en esta paz de tu calor vuelve a cantar mi corazón …oh!
tus besos tan dulces me hacen llorar…

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