La autenticidad que da sentido a la vida no es el cumplimiento de las normas morales de las exigencias radicales. Es algo previo: la opción por la propia vida, la única que tengo, asumiendo el riesgo de ser libre. A veces el ser intachable, piadoso, honrado, enmascara una actitud de mentira vital: la huida de sí mismo, la incapacidad de amar, de arriesgar…
Uno puede equivocarse, hacer tonterías, vivir fuera del orden moral; pero manteniendo un talante de autenticidad, una búsqueda de verdad, a pesar de todo. La persona está más allá del bien y del mal. Lo que fundamenta el sentido de mi vida no es si hago cosas en sí buenas, sino si soy fiel a mi conciencia, aunque me cueste sangre.
A través de lo que siento, pienso, hago, ¿qué sentido de la vida se manifiesta? ¿Espíritu de verdad o necesidad de auto justificación? ¿Me refugio en el rol social (esquemas, expectativas) o he tomado la vida en mis manos? no en el sentido moral ni de exigencias radicales: a veces, ser intachable, generoso, recto a todas luces, puede encubrir cierta mentira vital: huir de uno mismo, incapacidad de amar, de arriesgar.