«Hay muchas almas que piensan que no tienen oración, y tienen mucha; y otras que piensan que tienen mucha y es poco o más que nada» (San Juan de la Cruz).
Necesitamos criterios de discernimiento oracional sacados de la Biblia, de los grandes maestros de oración, de los teólogos espirituales, de la doctrina de la Iglesia y de la misma calle.
Discernir la oración es verificarla. El discernimiento de la oración es algo intrínseco a la misma oración. Pues la oración busca la verdad y ella misma es alumbradora de la propia verdad. «Espíritu que no vaya fundado en verdad yo más lo querría sin oración. De devociones a bobas nos libre Dios» (Santa Teresa).
Motivaciones para orar. «El que tiene un porqué profundo soporta cualquier cómo». Discernimos nuestra oración cuando tenemos conciencia de las motivaciones para orar.
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Momento de Oración
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Busca una buena motivación para orar. ¿Cuál es la razón por la que tú oras? ¿Cuál es tu interés por la oración?
Preséntate ante el Señor ¿Abres tu corazón al amor que Dios te tiene? ¿Qué esperas de Dios?
Dialoga con él amistosamente ¿Sientes deseos de amar al Señor en tu corazón? ¿Te atreves a dejarte mirar por él?
Texto Bíblico:
«Habla mi Amado y me dice: ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a Mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan las flores en la vega» (Cantar de los Cantares 2,10-11).