Entramos en la presencia de Dios a pie descalzo:
Asumimos nuestra responsabilidad ante todas las heridas (religiosas, raciales, económicas, sociales…) que dividen a la humanidad.
Escuchamos el llanto de la tierra, herida por el abuso y nuestra falta de respeto.
Abrimos los ojos, a menudo muy cegados por el egoísmo, para ver a millones de seres humanos necesitados de vida.
Para escuchar y guardar en el corazón la palabra de Jesús:
«Si alguno me ama guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23).
Se parece a Jesús quien recorre el camino del amor.
Guarda la palabra de Jesús, y se le convierte en agua viva que murmura dentro, quien actúa a favor del ser humano.
La práctica del amor hace presente a Dios Trinidad en medio de nosotros, en nuestro propio corazón. Cada uno de los orantes se convierte en morada de Dios, en tienda del encuentro con Él.
CONTEMPLATIVOS DE LA TRINIDAD
Dejar la ausencia para entrar en la presencia. La Trinidad es el misterio central de la fe cristiana, un misterio insondable de relación y comunicación personal entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad es lo más importante que hay en nuestra vida. Un niño, contemplando el icono de Roublev, fijándose en su forma de estar en igualdad de amor, dijo: «¡Cómo se aman estas personas!»
Para participar de la vida y de la comunión con Dios. Este es el proyecto que brota de la sabiduría y bondad del Padre, que el Hijo llevó a cabo en la tierra estableciendo el reino, y que el Espíritu, agua viva que todo lo renueva, mantiene vivo en el corazón de la historia (cf LG 2-4).
Fuente y culmen de todo itinerario orante. El núcleo de la vida cristiana es la vida de amor, que se nos da como participación del misterio de la Trinidad. La realidad última y más profunda es vida y es amor. Este es el fundamento de la esperanza cristiana, en medio de un mundo de muerte y de odio.
Cuando el Dios vivo es la música del corazón. El misterio de la Trinidad es una fiesta de silencio y de adoración con que el orante se alimenta. «Pacifica mi alma, haz de ella tu morada más querida…Que nunca te deje solo allí, sino que esté por entero allí contigo, bien alerta en mi fe, en total adoración y completamente entregada a tu acción creadora» (Beata Isabel de la Trinidad).
VIVIR EN EL MISTERIO DE LA TRINIDAD
Una experiencia. El cristiano hecho partícipe de la filiación divina, vive en Cristo y Cristo en él (Gal 2,20), y por Cristo recibe el don del Espíritu. Este habita en el cristiano como en un templo (1Cor 6,19); es germen de vida gloriosa (Rom 8,11); nos hace clamar: Abba, Padre (Rom 8,15ss).
Como un sello en el corazón. Bautizados en su nombre, en su nombre adentrados en la Eucaristía, acompañados por El en la realización de los proyectos del reino, los orantes estamos llamados a vivir este gran don de comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en nuestros corazones.
Envueltos en la historia de la salvación «que no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado y se une con ellos» (Nuevo Catecismo, 234).
Fuente de espiritualidad cristiana. El misterio de la Santísima Trinidad, de la comunión y dinamismo que suscita, de la gracia misericordiosa y la transformación que realiza en el corazón del ser humano y en la historia, es la raíz, el tronco y los frutos de toda espiritualidad cristiana.
Parecerse a Dios. «Sólo el que vive la caridad puede entender la Trinidad y parecerse a ella» (San Agustín). La donación total de las Tres Personas, su plena generosidad, es una hermosa lección para nosotros, tan dados a desear y defender nuestra propiedad, incluido el amor.
REFLEJOS DE LA TRINIDAD EN EL MUNDO
Como una onda expansiva. A esto se asemeja la Trinidad en su voluntad de comunicar vida con generosidad infinita, y su deseo es que toda persona sea también, para el mundo tan anhelante de plenitud, don de sí, amor absoluto.
Artesanos de unidad. El Dios Uno y Trino es comunión de amor, y se da creando unidad y alentando en el mundo estructuras de comunión y de diálogo de pensamientos, palabras y corazones.. Al ser en sí mismo vida y amor, es para nosotros y en nosotros para todos fuente de vida y de amor. Sin experiencia de la Trinidad no habrá iglesia, ni familia, ni comunidad: «que todos sean uno…en nosotros» (Jn 17,21).
De la adoración a la tarea por la dignidad de cada ser humano. De la contemplación de la belleza de Dios pasamos a la acogida y apertura a los otros, a la solidaridad que comparte, al perdón que reconcilia y une voluntades. Sentimos la urgencia de ir poniendo en todas partes el sello de la Trinidad, de humanizar el planeta y tejer cada día la túnica de la paz.
No cruzar de prisa el paisaje. La creación es el hogar de la Trinidad. Basta pararse, hacer silencio, y mirar con profundidad para ver la huella de Dios en todo y cantarla con salmos de adoración y de alabanza: «Y yéndolos mirando con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura» (San Juan de la Cruz).
Momento de Oración
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Calla para mirar con ojos limpios el mundo de hoy, con sus luces y sombras.
Calla para mirar al Dios Amor-Trinidad que ha hecho de toda la tierra su hogar y de cada ser humano su nido de amor.
Calla y adora con todo tu ser.
Contempla confiadamente al Padre
El Dios de la misericordia y del amor.
El Dios que protege, que espera, que perdona.
El Dios que ama especialmente a los más pequeños.
Acoge la gracia de nuestro Señor Jesucristo.
El hijo de María, en quien todo vuelve a ser posible.
El testigo transparente frente a toda mentira.
El que se hace encontradizo y gratuito en todos los caminos.
Déjate guiar por el Espíritu Santo.
Que abre espacios para la esperanza.
Que nos ayuda a sacar de la fe el jugo profético y liberador.
Que se hace aliento de vida y amor derramado en el corazón.
Comprométete
- Mira el mundo desde la situación de los más pobres.
- Que en tu corazón sean más importantes los derechos de los seres humanos, que el poder del dinero.
- Ten la puerta siempre abierta para el diálogo, para el encuentro, para la mesa compartida en torno a Jesús Eucaristía.
Alaba sin cesar al Señor
GLORIA AL PADRE Y AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO.
COMO ERA EN EL PRINCIPIO, AHORA Y SIEMPRE
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN.OTRO MUNDO ES POSIBLE
Isabel de la Trinidad
Ora con Isabel: ELEVACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD