5. Sorprendidos por el amor

«El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado… El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre» (GS 22).

«Dios, clavado en la cruz, permite que lo echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo y sólo así está Dios con nosotros y nos ayuda» (Bonhoeffer).

«Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí» (Juan de la Cruz).

ENCUENTRO CON LA BONDAD

La única palabra del Padre. Cristo, amor humanado de Dios, es la única y definitiva palabra del Padre. No tiene más que hablar (Juan de la Cruz). Cristo es la fuente de todos los bienes, el viento vivo que refresca la humanidad, el agua de la vida, la luz y el gozo.

La búsqueda de Jesús. «Fue caminando de pueblo en pueblo, y de aldea en aldea, proclamando la buena noticia del reino de Dios» (Lc 8,1), restaurando la comunión del ser humano con Dios. «¿Cómo se levantará el hombre si tú no lo levantas?» (Juan de la Cruz).

El gozo de Dios. «Sacad enseguida el mejor traje,y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado» (Lc 15,22-24).

María encabeza la marcha del nuevo pueblo. «Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador» (Lc 1,47). Los renacidos en el amor llevan una historia de salvación en el corazón.

REVIVIR NUESTRO BAUTISMO

El bautismo cristiano

nos recuerda la vida, muerte y resurrección de Jesús (Rom 6,2-5.11).

nos libera del pecado (Rom 6,2.11), de la muerte (Rom 6,16.21.23), de la ley ((Rom 6,14).

nos hace a los hombres hijos de Dios (Gal 3,26-28).

infunde en nosotros el Espíritu Santo (Rom 5,5).

nos incorpora a Cristo y a la Iglesia (Gal 3,27).

siembra en nosotros el germen de la caridad (Rom 5,5).

abre nuestros sus corazones a la esperanza en un mundo mejor (Rom 5,5).

nos invita a caminar en una vida nueva.

La comunión con Cristo

Donde existía el hombre viejo con sus obras, aparece en la historia un hombre nuevo, también con sus obras.

Este hombre nuevo es la imagen viva de Cristo y tiene sus puntos de referencia en las expresiones que siguen: «muertos al pecado y vivos para el Señor», «liberados del pecado y hechos siervos de Dios», «sois de Cristo», «estáis en Cristo», «Cristo está en vosotros», «Cristo es vuestra vida», «Cristo vive en mí», «revestíos de Cristo», «todos sois uno en Cristo», «Cristo es todo en todos», «vosotros sois una nueva criatura en Cristo», «predestinados a ser iguales a la imagen de su Hijo».

LA ORACION DE LOS REDIMIDOS

Cuando se manifestó la bondad de Dios (Tt 3,4-7), Dios miró graciosamente al hombre. «Su gracia en mí tus ojos imprimían». Vamos siendo hermoseados y enaltecidos por la mirada divina.

En la cruz es donde podemos mirarnos para buscar nuestro ser verdadero y nuestra belleza más auténtica.

Cristo no sólo quita el pecado del mundo, sino que nos da la gracia. «A todos los que recibieron la Palabra les dio el poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12).

La comunión de Dios con el hombre se hace al paso de Dios y así se hace de una vez. La comunión del hombre con Dios se hace al paso del hombre, por ello se hace poco a poco.

Por Cristo, con él y en él. El relato de salvación de Naamán el Sirio (2Re 5) o cómo orar sobre el don.

UN ESTILO NUEVO DE VIVIR

Dios es esa presencia amorosa, oculta en lo profundo de nuestra existencia, que nos invita calladamente a cuidarnos los unos a otros con amor.

El camino que conduce hacia Dios no es ya el que va de la tierra al cielo pasando por el templo, sino el camino que Jesús ha tomado para llegar a los vencidos de la historia.

El mensaje del Dios crucificado por amor sólo lo podrá pronunciar una iglesia samaritana, que sea lugar de acogida y que se presente al servicio de la humanidad doliente y amenazada.

«Estos curas y monjas son hombres y mujeres que, coherentes con su fe, se esfuerzan hasta la muerte en combatir contra todos los males que nacen de la miseria, soñando con obrar pequeños milagros cotidianos en los infiernos de la enfermedad, la injusticia, el terror o la guerra» (Vicente Romero, periodista).

Derechos humanos de todos: hombres y mujeres, de aquí y de allá. «Todos vosotros sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, ya que cuantos habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, puesto que todos sois uno en Cristo Jesús» (Gal 3,26-29).

Educación de la mirada. «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos, esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (GS 1).

Frente a la exclusión, alianza.De los 6.000 millones de personas que somos en el mundo, unos 4.500 habitan la pobreza.


Momento de Oración

Entraen la presencia del Señor, reaviva tu fe.

Jesús es capaz de reavivar tu vida, de ponerte de pie.

Abrete confiadamente a su presencia.

El se ha hecho hombre para que tú puedas vivir la comunión

con Dios, con todos los seres humanos y contigo mismo.

«El que te creó a ti sin ti, no te salvará a ti sin ti» (San Agustín).

Canción.

La palabra se hizo humanidad (4)

Y acampó en la tierra de los hombres.

Desde entonces todo ser humano

Lleva dentro la semilla del amor.

Palabra:

«En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros.

También nosotros debemos dar nuestras vidas por los hermanos»(1Jn 3,16).

  • El centro de nuestra fe cristiana es: «Dios es amor» (1Jn 4,8);
  • Dios es Dios amando gratuitamente «hasta el extremo» (Jn 13,1).
  • Cristo crucificado revela ese amor.
  • El es «la fuerza y la sabiduría de Dios» (1Cor 1,24) para todos.

Respuesta

«Me tocas, Señor…

¿Qué podría yo hacer para acoger

este abrazo envolvente?

¿Qué, para responder a este beso universal?»

(T. de Chardin)

«Gocémonos, Amado,

y vámonos a ver en tu hermosura

al monte o al collado

do mana el agua pura;

entremos más adentro en la espesura»

(Juan de la Cruz)

EL AMOR DE JESÚS RECREA NUESTRA DIGNIDAD

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