Caminando con la alegría de Dios

«El Espíritu Santo es un resplandor, es un sol que proyecta continuamente sus rayos; es una fuente que siempre mana, es la vida de nuestro ser, la gran realidad de nuestra vida» (P. María Eugenio).

«Para que haya fuentes en el desierto, tiene que haber pozos escondidos en la montaña» (Abbé Piérre).

«Haznos vivir nuestra vida como una danza entre los brazos de tu gracia, con la música universal del amor» (Madeleine Delbrel). Cuanta más experiencia más originalidad. Para cada hombre guarda un nuevo rayo de luz el sol… y un camino virgen Dios» (León Felipe)

1. La alegría del Espíritu

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!

Juan de la Cruz canta la cercanía de Dios al ser humano, nos dice qué es lo que pasa en la vida cuando le hacemos sitio a Dios. La intimidad con Dios nos hace más divinos por dentro, más humanos por fuera, más encarnados para la compasión; el amor siempre se asoma. Su testimonio: Dios nos viene muy bien, es posible vivir de Dios, con Dios y desde Dios envueltos en un manto de gozo. El lenguaje de Juan de la Cruz en la Llama respira alegría por todos los poros. En él se cumple lo que dice el salmista: «Has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino» (Sal 4,8).

Juan de la Cruz vive con una intensidad y un gozo impresionantes la relación con la Trinidad; para él, la Trinidad no es una cuestión más entre otras, es algo vital. Esta experiencia es fuente de felicidad inagotable, que quiere comunicar a todos.

Se maravilla, en medio del asombro, de la obra de la Trinidad en la vida de la persona. La Trinidad realiza, cual alfarero con el barro, la gran obra en el ser humano.Somos obra de la Trinidad. La Trinidad nos alegra y enriquece con los dones de su presencia en nosotros: «me recibo más que me hago» (Teilhard de Chardin). «El fin de Dios es engrandecer al alma» (LB 2,3); no es de extrañar que María, la mujer del amor, cante alborozada en presencia de Isabel, otra mujer tocada por Dios: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador» (Lc 1,46-47).

2. El Padre es ternura total

3. La cercanía amorosa del Hijo

Sigue el texto en la Ficha 4

Ficha 4. CAMINANDO CON LA ALEGRÍA DE DIOS

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