El Maestro invita a los discípulos a orar con la seguridad de que van a ser escuchados. Una seguridadque radica en la convicción de que Dios es un Padre para quien lo invoca, y que quiere escuchar como padre las súplicas de sus hijos.
Nosotros solos no podemos ni sabemos orar como conviene. Es el Espíritu «quien viene en nuestra ayuda»(Rm 8,26).
«Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!» (Lc 11, 9-13) ;(Cf. Mt 7, 7-11)
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Ficha 4: CUANTO MÁS EL PADRE DEL CIELO DARÁ EL ESPÍRITU SANTO