José era descendiente de la familia de David, a través de Jacob (Mt 1,16) y Helí (Lc 3,23), el punto de enlace y de inserción de las profecías y promesas de Dios, en el antiguo Testamento, el último e inmediato eslabón de una larga cadena que acaba en Cristo. Jesús entronca con todos los personajes del antiguo Testamento, a los que Dios ha ido manteniendo las promesas de un futuro Mesías Salvador, por José, ya que José es esposo de María, de la cual nació Cristo.
José era carpintero, artesano (Mt 13,55; Mc 6,3). Siempre es presentado como «esposo de María» (Mt 1,16; Lc 2,5) y «padre» de Jesús (Lc 2,27; Mt 13,55), considerado su «hijo» tanto por su esposa (Lc 2,48), como por los extraños (Lc 3,23; Mt 13,55; Jn 6,42). Se le llama «justo», el que se ajusta al Plan de Dios y se deja conducir por el Espíritu Santo.
El momento histórico en que vivió fue un tiempo de inseguridad política, de dominación extranjera. Regía y se imponía a todos el proyecto de Herodes Antipas, que estaba apoyado por el Imperio Romano. Tiempo en el que crecía la marginación religiosa de los pobres y pequeños, los que no cumplían la Ley, y quedaban fuera de la Alianza. El pueblo sencillo confiaba en las promesas, en la venida del Mesías salvador. José era un hombre de esperanza de ojos abiertos a las señales de Dios en la historia.
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