Lectio divina: Juan 18, 33-37. Domingo 34 del Tiempo ordinario

Invocación al Espíritu

Canto: El Señor os dará su Espíritu Santo. Ya no temáis,
abrid el corazón. Derramará todo su amor (bis).

Motivación

La devoción a la Palabra de Dios no es solo una de muchas devociones, hermosa pero algo opcional. Pertenece al corazón y a la identidad misma de la vida cristiana. La Palabra tiene en sí el poder para transformar las vidas (Gaudete et Exsultate 156).
La Escritura crece a fuerza de ser leída (San Gregorio Magno).

El evangelio no está hecho para ser leído, sino para ser recibido en nosotros (Madeleine Delbrêl).

1. A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida.

Contexto

Están presentes los temas del Evangelio de Juan: malentendidos fuerte contraste entre verdad y mentira, luz y tinieblas, muerte y vida. Estamos en el relato de la pasión. Comienza con siete escenas marcadas por las entradas y salidas de Pilato. El Maestro de Nazaret ha sido detenido en el Monte de los Olivos y ha sido llevado ante el Procurador romano. Se le acusa de algo grave, revolucionario: que se ha autoproclamado rey de los judíos. El juicio tiene lugar en el pretorio, residencia del gobernador, lugar al abrigo de la presión judía donde los judíos no quieren entrar.

2. Proclamación de la Palabra: Juan 18,33-37

3. Fecundidad de la Palabra

Pilato dijo a Jesús: ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’ A primera hora de la mañana del viernes, en una sala interior del palacio, Pilato somete a Jesús a un interrogatorio. Dos reyes están frente a frente: Pilato, que ostenta el poder y el único que puede aplicar la pena de muerte, y Jesús, que se presenta como rey atípico, que se pone a servir y a dar la vida y que aparece sucio, golpeado, como reo maniatado. A Jesús le habían llamado rey de Israel (Natanael: Jn 1,49; muchedumbre: Jn 12,13). Esta es la primera de las tres preguntas que le hace Pilato. De forma irónica, riéndose, le pregunta si es rey de los judíos.

Jesús le contestó: ‘¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?’ Jesús le responde con otra pregunta confrontándole sobre su actitud. Pilato aparece como peón de los intereses judíos. No tiene palabra propia. Jesús delata su manipulación. El reo Jesús domina la escena.

Pilato replicó: ‘¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?’ Pilato se lava las manos: otros lo han entregado ἐπιδίδωμι. ¿Quién entrega a Jesús? Son su gente y los sumos sacerdotes. Pero Jesús dice: Nadie me quita la vida, la doy libremente (Jn 10,18). Cristo nos ha amado y se ha entregado a sí mismo por nosotros (Ef 5, 2.25).

‘¿Qué has hecho?’ Segunda pregunta. Los títulos no interesan a Pilato, son cosas de los judíos. Sí le interesa su actividad.

Jesús le contestó: ‘Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí’. ¿Qué significa un reino que no es de este mundo? Mundo, aquí, es paradigma de injusticia. El reino de Jesús es un reino de viudas pobres, de ciegos en camino, de escribas que buscan, de samaritanos que curan, de niños preferidos (los últimos son los primeros). Su reino no tiene nada que ver con territorios, ni con ejércitos para un conflicto armado. Esto es inexplicable para Pilato que no concibe un reino sin poderío militar. El reino es algo pequeño, pero con un dinamismo muy grande en su interior: el amor.

‘Entonces, ¿tú eres rey?’ Tercera pregunta.La palabra rey¿es una palabra apropiada para Jesús? ¿Es posible que un pobre que prefiere a los pobres sea rey? ¿Es posible que un condenado a muerte sea rey? ¿Es posible que un despojado de todo siga teniendo y dando dignidad de rey? Más bien es el anti rey, con extrañas armas: Tus armas son cinco llagas. Su trono es una cruz y su corona de espinas. El que se identifica con Jesús también es rey.

Jesús le contestó: ‘Tú lo dices: soy rey’. Jesús conoce su verdadero ser y lo manifiesta con libertad. Jesús es rey y ejerce su reinado desde la cruz, en la que escribirán INRI en latín –lengua de la política-, griego –lengua de la cultura- y hebreo –lengua de la religión judía-. A través de su presencia y actividad, Dios entra en la historia, aquí y ahora, de un modo totalmente nuevo. Jesucristo es un rey despojado, que va en compañía de gentes socialmente irrelevantes. Jesucristo es el rey de la transparencia de Dios, el revelador del rostro de Dios; es el rey que da la vida en plenitud.  

Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad’. Aletheia, o emet en hebreo, significa la firmeza y seguridad del humilde. Jesús se define como alguien cuya vocación de vida (para esto he nacido) y de misión (para esto he venido al mundo) es la de dar testimonio de la verdad. Todo apunta a que Jesús, siempre dentro del pretorio, es una marioneta, pero en realidad la marioneta es la mentira de los judíos y del representante de la ley romana. Jesús manifiesta su voluntad de vivir en la verdad de Dios (su amor al hombre), y de manifestarla. Jesús habla con autoridad, pero sin falsos autoritarismos. Su reino no está armado de palillos (Santa Teresa). Es testigo, mártir, porque todo esto lo afirma con la vida, con la sangre. Jesús está lleno de verdad (1,14), de una verdad que libera (8,32); Jesús dice la verdad (8,45-46), él es la verdad (14,6), testifica la verdad (18,37), cuando se va regala a los discípulos el Espíritu de la verdad que guía hasta la verdad completa (16,7.13).

‘Todo el que es de la verdad escucha mi voz’. Palabras savias, de exquisita hondura. La cruz es la gran manifestación de la verdad, ahí se muestra el amor gratuito de Dios. Los poderosos no quieren escuchar la verdad de Dios. La expresión escucha mi voz conecta la imagen de Jesús Rey con la imagen de Jesús Pastorque aparece en Jn 10,27. El Espíritu pone en sintonía a los que escuchan la voz de Jesús para hacer presente una humanidad nueva con la misma tarea de su Señor: liberar, sanar, sacar de la postración, dar vida… transparentando a Dios El pobre Jesús, el profeta, que no tiene otra cosa que su verdad y su palabra de vida, busca seguidores que vivan lo mismo. Pilato, perplejo, dirá: qué es la verdad y en esas palabras todos somos desafiados a definir qué es la verdad.

4. Respuesta a la Palabra.

¿Tienes voluntad de vivir como este rey tan original?
¿Quieres comprometerte con Jesús a construir el reino de Dios?
¿Valoras el silencio contemplativo como camino para adentrarte en mayores niveles de verdad humana y evangélica?
¿Experimentas que no podemos conocer la verdad hasta que no la somos? ¿Relacionas verdad con humildad?
¿Sigues a Jesús por experiencia o por lo que otros te han dicho?

5.- Orar la Palabra

Ten los ojos fijos en Jesús.
Ora al Padre: Venga a nosotros tu reino.
Medita: Mi búsqueda de la verdad era una oración… Quien busca la verdad, busca a Dios, aunque no lo sepa (Edith Stein).
Escucha y ora la canción Me parece que nunca he buscado más que la verdad (Santa Teresita).

6.- Contar al mundo la nueva manera de vivir. Testigos.

Tarea: Andar en verdad delante de la misma Verdad (V 40,3).  
Papa Francisco: La misión de la Iglesia es dar vida a los pobres.

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