DOMINGO CUARTO DEL TIEMPO
Invocación al Espíritu
Ven, Espíritu Santo.
Motivación. Para disponer el corazón.
Tus palabras son obras (Teresa de Jesús)
En ti abrazo a Dios (Isabel de la Trinidad).
Comunícase Dios con tantas veras de amor… (Juan de la Cruz).
San Francisco: Podéis ser «madres» de Jesús si, como María, permanecéis a la escucha de la Palabra y obedientes al Espíritu.
A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida.
El evangelio de Marcos está centrado en la persona de Jesús.
Este pasaje forma parte de lo que se llama jornada de Cafarnaún. Pretende que las comunidades aprendan lo que significa estar con Jesús y descubran la fuerza encantadora del primer anuncio de Jesucristo. Es como una catequesis para adultos. Invita a vivir con lucidez el seguimiento de Jesús.
1. Proclamación de la Palabra: Marcos 1,21-28
“Al sábado siguiente, entra en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él.
Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea”
2. Fecundidad de la Palabra
En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Jesús entra en el pueblo con la energía y alegría del Espíritu. Descripción de lo que es una jornada de Cafarnaún (Mc 1,21-36), ciudad de mayoría judía, cercana al Jordán, a la orilla del lago azul que tiene forma de arpa, con mucho movimiento comercial, rodeada de ciudades (Tiberíades, Betsaida, Genesareth, Magdala, Hipoos…). En este mundo se inserta Jesús y allí comienza a formar su escuela, una escuela nacida a las orillas del mar. Marcos narra la bella costumbre que tiene Jesús de vivir el sábado (días de conflicto). Va a la sinagoga a orar, escuchar, enseñar (todo judío podía hacerlo; había hospitalidad de la Palabra); ahí inaugura la misión. La sinagoga necesita conversión. La primera palabra de Jesús es la acción, el compromiso con la gente. En este género de vida son iniciados los discípulos. Allí serán enviados en la Pascua: Irá delante de vosotros a Galilea, allí le veréis (Mc 16,7).
Estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Marcos nos invita a fijarnos en el auditorio, compuesto de personas sencillas, en las reacciones de la gente, para descubrir cómo se responde adecuadamente al anuncio. La gente está tocada en el corazón. Se les han cambiado los paradigmas mentales. ¿De qué se admiran? La forma de enseñar es lo que les impresiona. Motivo de la admiración: Jesús enseña con autoridad y hay coherencia entre lo que dice y vive. En Jesús, Dios habla de una forma nueva. La admiración la expresan en voz baja, por dentro. Jesús no se había formado a los pies de ningún maestro. Lo nuevo e inaudito lo saca de sí mismo y de la vida, del Padre. No es un comentador del montón, es creador de buenas noticias. No se dice de lo que hablaba en concreto. Todo lo suyo tiene valor. Pero lo que dice tiene una fuerza liberadora, hace crecer a las personas. La gente capta novedad, compara y dice: Este enseña con autoridad, diferente de los escribas, que se apoyan en otras autoridades. Jesús crea una conciencia crítica en la gente.
Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar. Marcos nos invita a mirar. En la sinagoga, donde mandan los escribas en conexión con el templo de Jerusalén, hay un hombre con un espíritu inmundo. Está en un lugar sagrado, ¿por qué? Un endemoniado es un oprimido (cuando uno estaba enfermo se entendía que estaba endemoniado). Personas de este tipo, atormentadas por un mal inexplicable, aparecen con relativa frecuencia en el radio de acción de Jesús, y en nuestros días. Este reconoce la autoridad de Jesús a gritos. Responde a la pregunta que está en el trasfondo: ¿Quién es este? La presencia de Jesús pone al descubierto las sombras.
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». El endemoniado se resiste a dejar de ser lo que era. Su venganza: decir quién es Jesús, para intentar dominarlo. En Marcos decir esto es como romper el llamado secreto mesiánico, que solo se desvelará en el fracaso de la cruz y que lo hará un pagano: Mc 15. El demonio se enfrenta, porque Jesús es una amenaza para el poder del mal. No era fácil, ni ayer ni hoy, hacer que una persona empiece a pensar y a actuar de forma diversa de la ideología oficial. Sea el Señor alabado que me libró de mí (Teresa de Jesús).
Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!». Es necesario que el mal sea destruido y sacado de la persona, para que sea ella misma. Jesús lo manda callar, aplaca la violencia y lo libera. Heme aquí con solas estas palabras, sosegada, con fortaleza, con ánimo, con seguridad, con una quietud y luz que en un punto vi mi alma hecha otra (Santa Teresa). La actuación de Jesús es un combate liberador. Dios tiene la última palabra. Jesús ha venido a expulsar el mal, se enfrenta a él. No destruye, salva. No va a lo fácil. Los discípulos de Jesús tienen que aprender a nombrar al mal como mal y a afrontarlo.
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. De aquel hombre salen sus males, su mentalidad demoniaca. De forma muy gráfica, Marcos nos describe la salida del espíritu: agita al hombre violentamente, y con un fuerte grito salió de él, haciéndose pedazos. El mal siempre trae consigo una carga fuerte de agresividad, en este caso física y verbal.
Todos se preguntaron estupefactos: ¿Qué es esto? Jesús pone de manifiesto la falsedad de una manera de hablar de Dios, que no libera. Presenta a un Dios que tiene corazón compasivo. Del encuentro con Jesús sale la persona nueva. Esta pregunta, y lo que sigue, es una síntesis de lo sucedido. La admiración ha dado paso al asombro, a la certeza de estar ante lo que nunca antes visto.
Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen. En la sinagoga se escuchan palabras de vida, no de muerte. Jesús tiene un nuevo modo de enseñar. Así lo percibe el pueblo. Mientras los escribas realizan una enseñanza estéril, Jesús habla para la vida. Habla de Dios de una forma cercana. Hasta los sencillos lo entienden. En Jesús reconocen que en él está Dios. Y que está con los pobres y desfavorecidos. La gente sabe discernir. Si lo obedecen los demonios, cómo han de obedecerlo los que lo siguen. No entiendo estos miedos: ‘¡demonio! ¡demonio!’, adonde podemos decir: ‘¡Dios! ¡Dios!, y hacerle temblar’ (Santa Teresa).
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea. Las gentes acogen a Jesús y se extiende la noticia con alegría. La presencia de Jesús revoluciona el ambiente. Donde él está siempre pasan cosas buenas para el ser humano. La Buena Nueva no deja a las personas como estaban. Esto es lo que ven los discípulos. La obra creadora de Jesús sólo se realiza en comunión con él. Jesús destruye así los espíritus inmundos que habitan en nosotros y nosotras.
3. Respuesta a la Palabra. Meditación
Jesús sigue vivo hoy. ¿Su enseñanza me interpela? ¿Acepto su autoridad? ¿Me transforma a mí también?
¿Por qué la gente afirmaba que Jesús hablaba con autoridad?
¿En qué medida Jesús restaura nuestra comunicación con Dios?
4. Orar la Palabra
Jesús, sáname. Sana a esta persona enferma…
5. Contar al mundo la nueva manera de vivir. Testigos.
Id amigos por el mundo…
Pedro Tomás Navajas, ocd