LECTIO DIVINA: VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

ESCUELA DE ORACIÓN: MATEO 5, 17-37

Invocación al Espíritu

Espíritu Santo, danos a conocer más a Jesús, como perla preciosa, por la Palabra. Inspíranos para ver en la Palabra qué quiere Dios de nosotros. Ilumínanos y fortalécenos para que presentemos el Evangelio como buena noticia, como plenitud de vida.

Motivación

La dulzura de la Palabra de Dios nos impulsa a compartirla con quienes encontramos en nuestra vida para manifestar la certeza de la esperanza que contiene (cf 1P 3,15-16). Es necesario no acostumbrarse nunca a la Palabra de Dios, sino nutrirse de ella para descubrir y vivir en profundidad nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos (Aperuit illis 12).

1. A LA ESPERA DE LA PALABRA. Con la lámpara encendida.

Mateo reúne las enseñanzas de Jesús en discursos. Seguimos con el Sermón del Monte. Prestamos atención a las comunidades de Mateo, para las que escribe el Evangelio. El evangelista trata de armonizar la novedad de Jesús con el cumplimiento de la Ley, que era lo más sagrado. Presenta antítesis (polémica entre la Ley y el Evangelio). Es un texto para gozar con la manera de actuar, de juzgar, de sentir, de vivir… de Jesús. Es un canto a la novedad, a la plenitud, una renovación de la alianza.

2. PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA: Mateo 5,17-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

    «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.
Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.
También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».

3. FECUNDIDAD DE LA PALABRA

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud… Propuesta de radicalidad y belleza, ofrecida en libertad. A Jesús lo acusan de saltarse la Ley, pero Jesús no va contra la Ley, va al corazón de la Ley, comunicándonos un nuevo espíritu. El Sermón del Monte no es Ley sino Evangelio. La Ley pone preceptos que hay que esforzarse en cumplir, amenaza, premia…; el Evangelio nos coloca ante el don de Dios, nos hace conocer al Padre, nos convierte en hijos, nos cambia por dentro. La voluntad de Dios está más allá de cualquier formulación, tiene que ver con el amor: Ama y haz lo que quieras o el que ama ha cumplido el resto de la Ley. Jesús actualiza la ley para que sea posible su vivencia, levanta el velo de la ley y nos permite entrar en la relación con Dios y con los hermanos.  

Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Las bienaventuranzas generan una nueva identidad: Vosotros sois la sal, la luz. ¿Cuáles son esas buenas obras que llevarán a muchos a alabar al Padre? ¿Qué tales habremos de ser? Aquí está la novedad del estilo de vida del Reino: Justicia cristiana frente a la justicia judía. Jesús es nuestra justicia, nuestra santidad, nuestra belleza. No basta cumplir la ley escrupulo­samente. Lo fundamental es Jesús y la ética revolucionaria del amor, de donde nace la ternura. Es plenitud de vida en la fidelidad al Dios de la ley y los profetas que Jesús realiza con su vida y su entrega, con su mensaje radical sobre el Reino que ha llegado, o mejor, que está ya presente. Jesús tiene otras miras buscando la voluntad del Padre.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado… Jesús habla con ejemplos que se discutían en la comunidad, propone una escuela de valores. No es una lista acabada; la podemos continuar nosotros y actuar en el Espíritu. Primera de las antítesis: no matar, encolerizarse, arreglarse con el que te pone pleito. El centro lo ocupa el prójimo. Una ofrenda sin reconciliación no sirve. El camino del Reino queda enmarcado en una actitud amorosa hacia los demás. Se comienza a matar de muchas maneras, también por los chismes, como dice el papa. Al expresar una alternativa a Moisés, Jesús escandalizó a los observantes de la Ley, se jugó la vida. No abole lo antiguo (como pensaban algunos carismáticos de la comunidad de Mateo), lo lleva a niveles increíblemente más profundos. Esto es una revolución. Tanto que incluso la Iglesia, veinte siglos después, no acaba de digerir estas Palabras. El pero yo os digo… nos invita a reconocernos en la voz de Jesús. Para el cristiano, no basta con no matar, hay que dar vida, generarla; no basta con no odiar, hay que amar. Por aquí va la plenitud.  

Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón… El problema no está en la mujer, en su provocación, sino en la mirada del varón. La palabra de Jesús: que nadie sea mercancía de un deseo, número sin nombre, rostro tapado por el desprecio y el ninguneo; que todos sean personas, con dignidad, libres, con santidad. Jesús propone una vivencia de la ley desde dentro, sin barreras, a fondo… en plenitud. La clave para entender lo que Jesús propone se encuentra en las palabras: sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48). Aquí está expresado su amor por los pequeños, por la mujer, por los que no cuentan. El discípulo cristiano tiene los ojos limpios, ve de otra manera. Sacar, arrojar, cortar ojos y manos no es más que un simbolismo para optar por la purificación del corazón ante la llegada del Reino. Hay que cortar a tiempo para no arruinar la vida.

Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio” Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio. La tercera antítesis es sobre el divorcio.Era un atentado contra la mujer, ya que las escuelas rabínicas dejaban claro que solo el hombre era quien tenía el privilegio de dar acta de divorcio. El Sermón del Monte no acepta esa ruptura del amor familiar de los fuertes en contra de la voluntad de Dios. Sucede, a veces, que lo que está legalizado es injusto. Si en un tiempo Dios se valió de las tablas de la ley, ¿qué está usando hoy y dónde está escribiendo lo que necesitamos entender? En las pequeñas cosas (Caminito, de Santa Teresita).  

También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. Pero yo os digo que no juréis en absoluto… Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno. Jurar en falso no es propio de los seguidores de Jesús; su palabra no tiene doblez. La verdad o mentira resplandecen por sí solas, no necesitan juramento. Su vida entera permanece ante Dios sin maquillajes. Lo que se condena es apoyar la mentira en Dios. La insistencia de Jesús en la veracidad y transparencia de la palabra es admirable. Todos los maestros espirituales han valorado siempre el hecho de expresar con sencillez la propia verdad. Sí o no: el lenguaje de la verdad es indicio de la libertad interior de quien vive en la unidad consigo. El seguimiento de Jesús inaugura un clima de sinceridad.

4. RESPUESTA A LA PALABRA

¿Qué piensas de estas palabras del papa Francisco? Me duele tanto comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, consentimos diversas formas de divisiones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa… ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos? (Evangelii Gaudium).

4.- ORAR LA PALABRA

Dile sencillamente a Dios lo que has vivido en este rato de oración. Dale gracias por lo que te ha hecho conocer sobre Jesús y su justicia. Pide al Espíritu la fortaleza para ir de la Palabra a la vida.

5.- CONTAR AL MUNDO LA NUEVA MANERA DE VIVIR. TESTIGOS

África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear… Rezo para que la mujer, toda mujer, sea respetada, protegida y valorada. Agredir a una mujer y a una madre es hacérselo a Dios mismoQue sea para todos una ocasión para relanzar la esperanza; que cada ciudadano pueda comprender que ya no es tiempo de dejarse llevar por las aguas malsanas del tribalismo; es tiempo de navegar juntos hacia el futuro (Papa Francisco).

Pedro Tomás Navajas, ocd

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