XXXII Domingo del Tiempo Ordinario: Marcos 12, 38-44

ESCUELA DE ORACIÓN – LECTIO DIVINA

MOTIVACIÓN

«Hay una forma concreta de escuchar lo que el Señor nos quiere decir en su Palabra y de dejarnos transformar por el Espíritu. Es lo que llamamos ‘lectio divina‘. Consiste en la lectura de la Palabra de Dios en un momento de oración para permitirle que nos ilumine y nos renueve. Esta lectura orante de la Biblia no está separada del estudio que realiza el predicador para descubrir el mensaje central del texto; al contrario, debe partir de allí, para tratar de descubrir qué le dice ese mismo mensaje a la propia vida» (Evangelii G. 152).

INVOCAMOS AL ESPÍRITU

«Detente, cierzo muerto;

ven austro que recuerdas los amores,

aspira por mi huerto,

y corran sus olores,

y pacerá el Amado entre las flores»

(San Juan de la Cruz, Cántico)

1. A LA ESPERA DE LA PALABRA. CON LA LÁMPARA ENCENDIDA

Contexto. Jesús está enseñando a los discípulos. En Jerusalén. No es fácil decir lo que dice. Está en campo contrario. Utiliza hechos reales para grabar lo importante en la interioridad. Estos versículos tienen una profundidad enorme. Lo que vale no es la parafernalia religiosa sino el corazón. El ideal de discípulo: una viuda con corazón.

2. PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA: Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía:

«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa». Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. Llamando a sus discípulos, les dijo:

«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

3. FECUNDIDAD DE LA PALABRA

¡Cuidado! Ojo con reproducir comportamientos falsos.Cuidado con el escriba y fariseo que llevamos dentro. Lo que alegra al Espíritu son los gestos sencillos, las palabras de verdad, el corazón.

¡Cuidado con los escribas! Obsesionados por la imagen. Fingen ante el pueblo. Fortísima crítica de Jesús, que no se deja impresionar por las fachadas de piedad. Los escribas, llamados a ser luz del pueblo, se han quedado en sola apariencia: paseos, saludos, primeros puestos… Engañan a la gente humilde (a las viudas) poniendo a Dios como excusa.

El tesoro del templo. El templo: centro económico del país. Todos debían pagar el diezmo de todo, incluido del perejil. Las arcas recibían mucho dinero para el culto, el sustento del clero, la conservación del altar. Con parte del dinero se atendía a los pobres. La limosna, muy importante para los judíos: una ofrenda.

Sentado… observaba a la gente. Jesús observaba.Su mirada atenta a la gente le permite descubrir a Dios. ¿Qué miradas se nos han quedado hoy dentro? Hay algo que fascina a Jesús: La limosna de una viuda sin focos ni fotos, al margen de la galería.

Muchos ricos echaban mucho. «Arrojaban», según el verbo griego. El cepillo era de metal; resonaban las monedas en contacto con él. Pero eso no es lo que Jesús quiere que miren los discípulos. Jesús lee muy bien el corazón de la gente. No se puede ser generoso sin dejar de ser egoístas. «Dios no se fija tanto en lo que damos, cuanto en lo que reservamos para nosotros» (San Ambrosio).

Una viuda pobre echó dos monedillas. Las viudas eran lo más vulnerable de la sociedad. Su ofrenda hizo muy poco ruido. Su silencio es tan grande que no sabe que es mirada. Esta viuda conmovió a Jesús. Su mirada la hace dichosa. Magnificat de María.

Llamando a sus discípulos. ¿Qué quería Jesús que aprendieran? ¿Qué vale más a los ojos de Dios? Para los discípulos valía más lo mucho que echaban los ricos. Pensaban que el problema de la gente se resolvía con dinero, pero no se resuelve con dinero sino con entrega del corazón. Lo que agrada a Dios es la confianza del pobre.

Os aseguro. Amen, amen dico vobis. Frase muy importante de Jesús.A Dios no se le puede engañar con apariencias.

Ha echado todo lo que tenía para vivir. La viuda es la que más ha echado, ha echado el corazón. «Bios» significa no solo vida, sino también, modo de vida, recursos, sustento; sería el conjunto de bienes imprescindibles para la subsistencia. «El pobre no deja morir de hambre a otro pobre». Para aprender el camino del Reino necesitamos volvernos alumnos de aquella pobre viuda que compartió lo que tenía para vivir. Frente al dar de lo que sobra está el darse. Dios mira los corazones y su prontitud para dar. El mayor donante es el que da su corazón. Todo pertenece a Dios; nosotros somos administradores de sus dones.

4. RESPUESTA A LA PALABRA

«Señor, ¿qué me dice a mí este texto? ¿Qué quieres cambiar de mi vida con este mensaje? ¿Qué me molesta en este texto? ¿Por qué esto no me interesa?», o bien: «¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula de esta Palabra? ¿Qué me atrae? ¿Por qué me atrae?». (Papa Francisco).

5. ORAR LA PALABRA

¿Te ayuda a orar este texto? ¿Cómo? Repite como una jaculatoria: «Ha echado todo lo que tenía para vivir». Contempla a esta pobre viuda. Mira a personas que conoces que te recuerdan a la viuda. Aprende. «Dios ama al que da con alegría». Sé tú mismo/a. «Hace falta una heroica humildad para ser uno mismo y no otro» (Merton). Siéntete mirado/a por Jesús. Como María: «Ha mirado mi pequeñez». La experiencia de ser amado/a te libera de la necesidad de ser admirado/a.

Canto. «Lo que agrada a Dios en mi pequeña alma» (Santa Teresita). (CD: Mi vocación es el amor, Luis Alfredo Díaz).

6. CONTAR AL MUNDO LA NUEVA MANERA DE VIVIR

Testigos.

«Ciertamente que nunca faltarán pobres en este país, por esto te doy yo este mandato: debes abrir tu mano a mi hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra» (Dt 15,11).

Características de las primeras comunidades cristianas. «No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que tenían campos o casas, los vendían y ponían el dinero a los pies de los apóstoles» (Hch 4,34-35; 2,44-45).

Pedro Tomás Navajas

LECTIO DIVINA. DOMINGO XXXII TO: Marcos 12, 38-44

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