Beata María de la Pasión (1839-1904)

TALLER DE LECTURA ESPIRITUAL

I.- SEMBLANTE DE SU VIDA Contexto histórico:

En la Europa del siglo XIX, consecuencia de las ideas de la Revolución francesa, las diferentes naciones no cesan de rebelarse contra las monarquías absolutas de origen divino. La Iglesia de la cristiandad se siente como sitiada. Al siglo de las luces, sucede el de las grandes revoluciones. Las naciones que sus leyes sean aprobadas por el rey. – En este ambiente nace María de la Pasión en Nantes, Bretaña francesa, en 1839. Su nombre de pila es Helene Marie Philipine de Chappotin de Neuville.

Aspectos sobresalientes de su personalidad: De naturaleza fogosa, tenaz, con ansia de amar y ser amada, defensora de las grandes causas, de gran inteligencia, aguda, con gran encanto físico, imperativa, con un amor radical por la verdad, sincera…

Mujer mística: Sus experiencias fuertes de Dios. – En abril de 1856, en un retiro se encuentra con Dios, como san Pablo en el camino de Damasco, dirá ella, y responde al Don de Dios con el don de sí misma. Cambia de vida y se une a la entrega de Cristo. La muerte de una de sus primas y de sus dos hermanas, siendo aún muy jóvenes, provocará en ella un serio planteamiento sobre la muerte y sobre el amor: ¿a quién se debe amar de manera definitiva? – Se orienta hacia la vida religiosa contemplativa y entra en las Clarisas de Nantes en diciembre de 1860. El 23 de enero de 1861 tiene otra experiencia de Dios muy fuerte que la marcará para toda su vida. Se consagra como víctima por la Iglesia, víctima de Jesús crucificado. Aquí descubrirá que ha sido llamada para una misión en la Iglesia. (Una enfermedad la obliga a salir de las Clarisas) – Entra en la Sociedad de María Reparadora donde vive su vida contemplativa en la Adoración del Santísimo Sacramento como reparación por los pecados del mundo. Siendo aún novicia es enviada en misión a la India. Parte el 19 de marzo de 1865. Allí le esperan grandes sufrimientos por incomprensiones e injusticias. Es depuesta de Provincial y después, junto con un grupo de 20, se le obliga a dejar la Congregación. El 6 de enero de 1877 funda el Instituto de las Franciscanas Misioneras de María. En 1883 es depuesta de General. La Iglesia, por la que ella se había ofrecido para la salvación del mundo, la condena sin escucharla. Su deseo de verdad se ve frustrado. El 24 de marzo de 1884 pasa la noche oscura. Por fin el 20 de octubre de 2002 se nos ha mostrado a la Iglesia y al mundo como una mujer, fiel a Dios y entregada por la salvación del mundo.

Aspectos del carisma: Entrega en seguimiento de Cristo; la Eucaristía, centro y fuerza de la Evangelización y su dimensión de Adoración como continuación de la celebración eucarística; la Evangelización como misión Universal de la Iglesia; María en su actitud de disponibilidad: «He aquí la esclava del Señor… Hágase en mí según tu Palabra»; San Francisco como camino…

II.- TEXTO: EL AMOR ES SIEMPRE VERDAD, LA VERDAD ES SIEMPRE AMOR (Escrito entre 1883-84)

«Tengo sed como Jesús tuvo sed; de Dios en primer lugar. Sed de esta verdad hacia la que me lleva la sencillez, sed de ese amor cuya pureza atrae la necesidad, sed de Dios hacia quien todo me lleva. ¡Tengo sed! pero de Dios verdad y caridad, no sólo para mí sino para toda la tierra. El amor es siempre verdad, la verdad es siempre amor. Estas son las dos clases de sed de mi vida y de toda la vida. El salmista dice: «El amor y la verdad se encuentran, / la justicia y la paz se abrazan. / La tierra germinará la verdad / y la justicia mirará desde los cielos.» (Sal.84). Amor y verdad, dos palabras que deben resumir la necesidad y la sed del hombre, en busca de la felicidad y no la mentira y el egoísmo. Preferimos nuestro placer, nuestro amor propio a la verdad y a la caridad que son Dios La falta de caridad recurriendo a la mentira, es lo que ha crucificado a Jesús. ¡Cuánto deberíamos temer la falta de caridad! Jesús me ayudará a ser amor víctima cuando la falta de caridad me crucifique. En el transcurso de su Pasión, Jesús responde a Pilatos que le interroga sobre la identidad de su misión: «Yo he nacido y he venido para dar testimonio de la verdad. Quien es de la verdad escucha mi voz». Pilatos pregunta: «¿Qué es la verdad?», pero no espera la respuesta. La cruz se ha apoderado de Jesús más que de nadie porque El es el amor encarnado. La verdad del amor es devolver a Dios lo que le es debido, es decir, todo, despojarse de todo lo que no es él. San Francisco lo resumió en la frase «Mi Dios y mi Todo».

A María de la Pasión, en las situaciones tan difíciles de su vida, le ayudaron mucho las frases de san Agustín: «Dadme, Señor, la caridad de la verdad y la verdad de la caridad». Al meditarlas encontró en ellas los latidos del Corazón de la Trinidad, y la explicación de los males que sufría el mundo. María de la Pasión, según su consejero espiritual, «poseía el don de inteligencia, una intuición divina; Dios le hacía ver y comprender las cosas desde su dimensión teológica, llegando a analizar las situaciones con exactitud».

Ella misma lo reconocía son sencillez: «David agradeció a Dios haberle dado inteligencia… Aunque no soy sino un átomo al lado del rey profeta, me atrevo a daros gracias, mi Dios, por haber llenado mi inteligencia de vuestra luz divina. El día 23 de enero de 1861, cuando oí esta voz de lo alto, tan clara, imponerme mi nombre «María víctima de Jesús crucificado» en mí la inteligencia como que se desgarró para conocer a Dios… El don de inteligencia creo que es el mayor en mí. No puedo dudarlo, yo sé muy bien qué comprendo y qué no comprendo por mí misma… Y esto me lleva a un silencio de Adoración que me arrastra cada vez más profundamente hacia la intimidad con Dios. No puedo explicarlo, pero esta estabilidad de amor hace que nuestras infidelidades no turben mi alma. Del amor de Dios nace la caridad para todos. Por eso quiero que siempre se trate de ver en el prójimo sus buenas cualidades, para imitarlas. Nunca faltemos a la caridad, incluso con las personas que nos han calumniado. ¡Caridad, sed mi vida; mi vida sed caridad!»

Reflexión:

  • Describir el proceso de unión a Dios de María de la Pasión a lo largo de su vida y las consecuencias personales, eclesiales y sociales.
  • ¿Es posible conciliar verdad y caridad en situaciones límites?
  • ¿De qué o de quién tiene, tenemos, sed la sociedad de nuestro tiempo?
  • Evocar la postura de Jesús al respecto: Ante Pilatos, los fariseos, las autoridades religiosas de su tiempo.
  • ¿Qué significa y qué implica, para nosotros, hacer hoy la voluntad de Dios?

Oración: «Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob, has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados, has reprimido tu cólera, has frenado el incendio de tu ira. Restáuranos salvador nuestro, cesa en tu rencor contra nosotros. ¿Vas a estar siempre enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad? ¿No vas a devolvernos la vida, para que tu pueblo se alegre contigo? Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón». La salvación está ya cerca de sus fieles y la gloria habitará en nuestra tierra; la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos» (Salmo 84). (Peticiones y acción de gracias espontáneas)


Comentario al texto de María de la Pasión

Al P. Gil de Muro le pareció que el texto leído de María de la Pasión era un texto que revelaba dramáticamente la aventura personal de esta sierva de Dios. Tuvo que sufrir mucho para llegar a afirmarse a sí misma su propia verdad, para amarla intensamente como la suprema revelación que Dios personalmente le hacía y se armó de un valor excepcional –quiso decir: escasamente frecuente en la vida de los conventos- para exponer esa verdad con una lealtad que, naturalmente, tenía que provocar en torno suyo distanciamientos y falta de comprensión. No puede sorprender que la vida de María de la Pasión fuera una apasionada y vibrante entrega a un Dios que no le vendió barata ni la paz de alma ni el consuelo de las referencias exteriores. La verdad, en ella, era superior al Evangelio y el amor, en ella, estaba de acuerdo con la verdad que estructuró toda su existencia.

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