Taller de oración con jóvenes
¡DISFRUTA DE ESPERANZA PARA CONQUISTAR UN PRESENTE FELIZ!
1. Acogida y presentación de los participantes
Colocados en círculo, con un símbolo en medio: Sobre un «Aguayo» (Manto con el que las madres envuelven a sus niños sobre el regazo) Una vela y unas ramas verdes. Se escucha una canción de «esperanza» Cada uno de los participantes, va diciendo su nombre (Sólo el nombre) para nacer en el grupo y acoger a los otros. En un segundo momento se van nombrando realidades de este mundo para que nazcan también en el grupo.
2. Exposición breve de lo que pretendemos con el taller
Ponerle rostro, color y música a la esperanza. Acercar la esperanza a nuestra vida joven. Ensanchar, por la esperanza, el espacio de nuestra tienda para que quepan todos. Ver lejos para ir lejos en el camino. Crecer en esperanza, para crecer en el gozo comprometido de un mundo nuevo.
3. Reflexión personal sobre el Evangelio de la esperanza.
El hombre no puede vivir sin esperanza: su vida, condenada a la insignificancia, se convertiría en insoportable. Pero esta esperanza se ve debilitada cada día por muchas formas de sufrimiento, de angustia y de muerte que atraviesan el corazón de muchos hombres y mujeres. No podemos evitar hacernos cargo de este desafío. El Espíritu de Dios, que vence sobre toda desesperación, nos acompaña en esta tarea.
La esperanza es posible también hoy y es posible para todos. San Pedro escribió a primeros cristianos: «No les tengáis ningún miedo ni os turbéis. Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1Ped 3,14-15).
¡Tú, oh Señor, resucitado y vivo, eres la esperanza siempre nueva de la Iglesia y de la humanidad; eres la única y verdadera esperanza del hombre y de la historia. Hay múltiples «signos de esperanza», pequeños y grandes, suscitados y alimentados por el Espíritu: La gran cantidad de mártires, de todas las confesiones: ¡su esperanza ha sido más fuerte que la muerte La presencia de muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, que, con sencillez, pasan haciendo el bien.
La mayor toma de conciencia de la responsabilidad que toca a cada uno de los cristianos, a través de la variedad y complementariedad de los dones y de las tareas, en la única misión de la Iglesia. La creciente presencia y acción de la mujer en las instituciones y ámbitos de la vida de la comunidad cristiana. ¡Anunciemos el «Evangelio de la esperanza»! En un mundo ensordecido por tantas palabras y a menudo incapaz de confiarse a alguien en quien creer, renovemos la profesión de fe de Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68). (Mensaje del Sínodo de los Obispos (22/X/99).
4. Formación de cuatro grupos, que realizan cada una de estas tareas:
- Recrear la esperanza con las manos: REALIZACIÓN DE UN MURAL, que exprese el deseo de esperanza de los grupos humanos.
- Recrear la esperanza con la imagen: PONER IMÁGENES (DIAPOSITIVAS) A UNA CANCIÓN que hable de esperanza.
- Recrear la esperanza con la palabra: ELABORAR UN TEXTO HABLADO SOBRE LA ESPERANZA, a partir de algunos textos del profeta Isaías: 43, 16-21; 40, 28-31; 41, 8-10; 41, 17-20; 9, 1-2; 40,11.
- Recrear la esperanza con el gesto: PONER GESTO CORPORAL (MIMO) AL NABUCCO DE VERDI, y expresar con ello el camino esperanzado de los pueblos.5. ara que la esperanza nos alcance:
Realización de lo que cada grupo ha elaborado.(Cada grupo presenta, en forma de oración, lo que ha elaborado. Para que haya oración tiene que estar presente el mundo, los hombres y mujeres de hoy; tiene que estar Dios; tiene que haber diálogo-relación entre ambos; debe aparecer la tensión hacia la vida que Dios provoca en los orantes)
5. Recitación en común de este Salmo de alegría y esperanza.
Canto: El Señor es la esperanza de la vida y el dolor y su amor es la palabra que ilumina el corazón (bis). El Señor está aquí nos regala su paz, la esperanza por siempre, la fe y el amor (bis).
¡Nosotros, amigos tuyos, gritamos de júbilo, oh Dios! Con un corazón limpio y sincero queremos alabarte. Para ti, Señor Dios nuestro, este cántico de acción de gracias. Juntas nuestras voces te decimos que eres grande y maravilloso; juntos proclamamos tu bondad en este cantar nuevo; lo mejor de nuestro corazón, oh Dios cercano, para ti. Tu Palabra es sincera y llena el corazón de alegría; tus obras son grandiosas y están inundadas de verdad; tú amas, oh Dios nuestro, la justicia y el derecho y toda la tierra está rociada con la lluvia de tu bondad.
Canto: El Señor es la esperanza de la vida…
Tu plan de salvación penetra el mundo entero, y hace vanos los proyectos de los pueblos; tu proyecto, Señor, se va realizando en la Historia, paso a paso, aunque el hombre ciego no la descubra desde su pobre corazón. ¡Somos felices, porque somos tu Pueblo y tú eres nuestro Dios! ¡Somos felices, Señor, porque nos has elegido como heredad tuya! Tú contemplas nuestro suelo desde la altura de tus cielos; tu corazón de Padre ama, uno a uno, a todos los hombres; desde tu morada te alegra el bien del hombre y su progreso; desde tu morada te entristece el mal del hombre y su retroceso. Tú has formado nuestro corazón de frágil arcilla, y contemplas las acciones de cada hombre en la tierra.
Canto: El Señor es la esperanza de la vida
Los poderosos, oh Dios, no triunfan con su sola fuerza; el que destruye al hombre siembra en su corazón muerte. Tú eres el único Señor del hombre y de la Historia; sólo tú, Señor, permaneces para siempre: ¡Eres Dios! Los poderes, los dineros, las soberbias de los hombres, ante tus ojos son paja que lleva el viento; hoja que no llega a mañana. Tus ojos llenos de amor y ternura cuidan de la Obra de tus manos, y todos los que esperamos en el triunfo de tu amor, tendremos respuesta; porque tú, oh Dios, has librado nuestra alma de la muerte, entregando en la cruz al Hijo amado, al Enviado: él nos ha dado vida nueva y en él te decimos: Abba, Padre.
Canto: El Señor es la esperanza de la vida
Juntos te cantamos y juntos esperamos en nuestra fe la llegada de nuevos cielos y nueva tierra; la llegada de tu Reino. Sé tú, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Dios de misericordia, socorro y escudo, baluarte y defensa en el proceso de la Historia. En ti confiamos y creemos en la presencia viva de Jesús Resucitado. Sea tu amor, Señor Dios nuestro, como flor de primavera sobre nosotros; sea tu amor entrañable por el hombre, la razón de nuestra esperanza (Salmo 32).
6. Mensaje
(Todos los participantes, con una lámpara en las manos, recitan este mensaje final):
«La Esperanza fue el pan que comimos abundantemente en este encuentro. Pertenecemos a una edad que es llamada de la esperanza. Vamos con la mirada puesta en el futuro. Caminamos con pasos decididos. Tenemos confianza en la compañía del Señor y en la presencia activa de su Espíritu. Tenemos el coraje y la resolución de descubrir la Esperanza en medio de los dolores y tristezas de los más pobres y humildes de nuestra tierra».