Vigilia de Pentecostés con Teresa de Jesús

¡VEN, ESPÍRITU SANTO, ENCIENDE EN NOSOTROS LA LLAMA DE TU AMOR!

Ambientación

En el lugar de la oración se colocará la Palabra de Dios, abierta, un icono de María, otro de Teresa de Jesús, flores, velas, cestito con los dones del Espíritu Santo. En cada tarjeta estará escrito por una parte un don del Espíritu, por la otra parte nombres de personas, realidades, situaciones que el Espíritu nos confía para orar por ellas.

Motivación

Monitor: En torno a la Palabra y con María, nos hemos reunido en oración para acoger y reavivar la Presencia del Espíritu, dador de vida, que habita nuestros corazones. Este año teresiano lo hacemos con Teresa de Jesús. Su palabra y experiencia pueden iluminar nuestros deseos hondos de vida nueva.

Canto al Espíritu

Ven, Espíritu de Dios y de tu amor enciende la llama. Ven, Espíritu de amor.

1. Momento de silencio y acogida

Monitor:

Acogemos la realidad de nuestro cuerpo. Acogemos la realidad de los otros. Acogemos nuestra realidad interior.

Teresa:

«Estando un día muy penada por el remedio de la Orden, me dijo el Señor Haz lo que es en ti y déjame tú a Mí y no te inquietes por nada; goza del bien que te ha sido dado, que es muy grande; mi Padre se deleita contigo y el Espíritu Santo te ama(R 13). En todo me parecía hablaba en él el Espíritu Santo para curar mi alma, según se imprimía en ella» (Cf. V 23,16) (Pausa breve).

Monitor:

Acogemos el Misterio de Amor Trinitario que nos habita, nos sostiene, nos rodea, nos constituye. Nos abrimos a esa dimensión profunda donde todos solos uno con el Padre, el Hijo y el Espíritu.

2. Invovación al Espíritu

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

3. El Espíritu Santo: Amor y Libertad

Lector:

«Si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: « ¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados». Romanos 8, 12-17).

Monitor:

Vivir según el Espíritu requiere aprendizaje, determinación y paciencia. Durante el proceso de conversión, Teresa describe la lucha interior y el deseo acuciante de centrar definitivamente su amor en Jesús.

Teresa:

«Quedó mi alma como en un desierto, muy desconsolada y temerosa. No sabía qué hacer de mí» (V 24,4).

Monitor:

Pero no se queda dando vueltas sobre ella misma sino que busca luz y ayuda y pone en práctica lo que le dicen:

Teresa:

«El me dijo que lo encomendase a Dios unos días y rezase el himno de Veni, Creator, porque me diese luz de cuál era lo mejor. Habiendo estado un día mucho en oración y suplicando al Señor me ayudase a contentarle en todo, comencé el himno, y estándole diciendo, vínome un arrebatamiento tan súbito que casi me sacó de mí, cosa que yo no pude dudar, porque fue muy conocido… Entendí estas palabras: Ya no quiero que tengas conversación con hombres, sino con ángeles». (V 24,5) …
“Ello se ha cumplido bien, que nunca más yo he podido asentar en amistad ni tener consolación ni amor particular sino a personas que entiendo le tienen a Dios y le procuran servir…” (V 24,6) …
“Desde aquel día yo quedé tan animosa para dejarlo todo por Dios… Ya aquí me dio el Señor libertad y fuerza para ponerlo por obra”(V 24, 5-7)…
“Sea Dios bendito por siempre, que en un punto me dio la libertad que yo, con todas cuantas diligencias había hecho muchos años había, no pude alcanzar conmigo, haciendo hartas veces tan gran fuerza, que me costaba harto de mi salud. Como fue hecho de quien es poderoso y Señor verdadero de todo, ninguna pena me dio» (V 24,8).

Momento de silencio

Monitor:

La libertad aparece como el fruto del Espíritu Santo en Teresa de Jesús. «Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad» (2Cor 3,17).

Momento de reflexión

  • ¿Sientes necesidad de que Dios te libere de algo?
  • Díselo con tus palabras, con tus sentimientos, silenciosamente.

Canto:

«Ven, Espíritu de santidad.
Ven, Espíritu de luz.
Ven, Espíritu de fuego,
ven abrázanos.
Ven, Espíritu del Padre,
sé nuestra luz,
derrama del cielo tu esplendor de gloria.
Testimonio cierto,
Tú nos enseñas a proclamar que Jesús resucitó.
Ven, unción celeste,
fuente de agua viva
danos de beber del cáliz de amor.
Eres la alegría, fuego de la Iglesia
pon en nuestros ojos la mirada del Señor.
Haznos reconocer el amor del Padre
y revélanos el rostro de Jesús.
Fuego que nos quema, hasta las entrañas
por Tí resplandece la luz de amor….»

4. El Espíritu Santo:Enamora, da calor y enciende el fuego del amor

Monitor:

Teresa de Jesús nos dice que la oración cristiana del «Abbá: ¡Padre!» brota del amor mismo del Espíritu que enamora y unifica nuestra voluntad para orar como nos enseña Jesús, el Maestro.

Teresa:

«¡Oh, válgame Dios!, y que hay aquí en qué os consolar… entre tal Hijo y tal Padre forzado ha de estar el Espíritu Santo, que enamore vuestra voluntad y os la ate tan grandísimo amor, ya que no baste para esto tan gran interés» (C 27,7).

Audición de la canción:

¡»Oh hermosura que excedéis a todas las hermosuras! Sin herir dolor hacéis, y sin dolor deshacéis, el amor de las criaturas. Oh ñudo que así juntáis dos cosas tan desiguales, no sé por qué os desatáis, pues atado fuerza dais, a tener por bien los males. Juntáis quien no tiene ser con el Ser que no se acaba; sin acabar acabáis, sin tener que amar amáis, engrandecéis nuestra nada».

Pausa de silencio

Monitor:

Para expresar con claridad el misterio de la vida cristiana como unióny comunión plena con Cristo, Teresa, pide luz al Espíritu y pone bajo su cuidado y calor maternal la transformación e identificación total del orante con Jesús, el Amigo, y el Esposo. El Espíritu es quien arropa y nutre la vida nueva que se gesta en el creyente.

Teresa:

«Entonces comienza a tener vida este gusano, cuando con el calor del Espíritu Santo se comienza a aprovechar del auxilio general que a todos nos da Dios y cuando comienza a aprovecharse de los remedios que dejó en su Iglesia; Entonces comienza a vivir y vase sustentando en esto y en buenas meditaciones, hasta que está crecida».(5M 2,3).

Canto orante:

En nuestra oscuridad. enciende la llama de tu amor, señor, de tu amor, Señor.

Monitor:

El Espíritu divino mantiene encendido el fuego del amor; reaviva la llama del encuentro y la presencia; produce los frutos de amor en el orante.

Teresa:

«Paréceme a mí que el Espíritu Santo debe ser medianero entre el alma y Dios y el que la mueve con tan ardientes deseos, que la hace encender en fuego soberano, que tan cerca está. ¡Oh Señor, qué son aquí las misericordias que usáis con el alma! Seáis bendito y alabado por siempre, que tan buen amador sois» (Conceptos de Amor de Dios 5,5).

Canción orante (Rogelio Cabado)

«Me senté a la sombra del que deseaba, ¡Oh!, qué sombra tan celestial.
¡Oh!, qué sombra tan celestial».

Pausa de silencio

Monitor:

Con este canto nos ponemos a la sombra del Espíritu que descansa nuestro corazón y nos protege del ritmo acelerado y trajines de la vida, que erosionan nuestro interior habitado por la gracia. En silencio nos abrimos a la Presencia de la Trinidad esculpida en el hondón de nuestro ser y la adoramos.

5. El Espíritu Santo reaviva el fruto del amor

Monitor:

El Espíritu Santo realiza nuestra comunión con el Padre y el Hijo. Es el lazo de amor entre el Padre y el Hijo y a la vez el regalo que ambos hacen al creyente en la Pascua de Jesús: su misma Vida en nuestra vida.

Teresa:

«Aquí se le comunican todas tres Personas… y la dan a entender aquellas palabras que dice el Evangelio [Jn 14,23] que dijo el Señor: que vendría El y el Padre y el Espíritu Santo a morar con el alma que le ama y guarda sus mandamientos.» (7M, 1,6).

«¡Oh, válgame Dios! ¡Cuán diferente cosa es oír estas palabras y creerlas, a entender por esta manera cuán verdaderas son! Y cada día se espanta más esta alma, porque nunca más le parece se fueron de con ella, sino que notoriamente ve… que están en lo interior de su alma, en lo muy muy interior, en una cosa muy honda, que no sabe decir cómo es, porque no tiene letras, siente en sí esta divina compañía.» (7M 1,6.7).

Pausa de silencio

Momento para expresiones orantes.

Algunas personas reparten las tarjetas con los dones del Espíritu / las situaciones por las que orar. Pueden leerse algunas en voz alta.

Padre nuestro con las manos enlazadas

Palabras de despedida

Monitor:

Teresa en una de sus Relaciones cuenta cómo el Padre la llevó cabe sí y le dijo:

Teresa:

«Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo y a esta Virgen». (R 25,2).

Monitor:

Estas palabras nos ayudan a tomar conciencia del don tan grande que hemos recibido. El Espíritu, dador de vida, el maestro de la oración, el que nos despierta a amar. Volvemos a la vida de cada día gozosos/as con esta Presencia que nos vivifica y acompaña en la entrega a los demás.

Teresa:

«Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras».

Monitor:

Acogemos a María, regalo del Espíritu, y nos ponemos bajo su manto maternal para llevar al mundo los frutos del Espíritu: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí (Cf. Gálatas 5, 24)

Canto final: Parecía ampararnos (Rafael Mª León, ocd)

«Bajo su manto blanco parecía ampararnos,
parecía ampararnos.
Nuestra Señora parecía ampararnos,
parecía ampararnos.»

El texto completo de la Vigilia en el Doc. PDF

VIGILIA DE PENTECOSTÉS. CON TERESA DE JESÚS

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