Tiempo para dejar que el Evangelio de cada día llene de agua tu pozo.
Tiempo para caminar como peregrinos acompañados de la Virgen.
Tiempo para agradecer la vida y la fiesta, el encuentro con los demás.
Tiempo para buscar en el silencio al que Dios que nos ama.
Tiempo para regalar a quien está solo, enfermo, … una palabra de aliento y esperanza.
Tiempo para leer un buen libro que te ayude a vivir con alegría la vida de cada día.
Tiempo para encontrate contigo mismo, agardecer tu vida y ponerla en las manos de Dios.
Tiempo para reflexionar como estás viviendo esta experiencia de pandemia.
Tiempo para tejer entre todos un proyecto de paz y solidaridad para el mundo.
«¡Creedme! lo he experimentado personalmente: podemos aprender más en los bosques que en los libros. Piedras y arboles te harán comprender cosas que ningun maestro seria capaz de hacerte comprender… » (San Bernardo).