1. COMIENZA CON ESTA SEÑAL.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
«Dios nos visita a menudo, pero casi nunca estamos en casa»
Deja la ausencia y entra en la presencia.
La creación entera es el gran templo del Dios vivo y verdadero…
El tiempo, la tierra, las montañas, el mar, el pájaro, el ser humano… todo es sagrado. En el templo de la vida se encuentran en oración y en comunión todos los hombres y mujeres de buena voluntad: los limpios, los comprensivos, los justos, los solidarios…
La vida es el hogar de la Trinidad. Toda la vida es sagrada, tú eres sagrado, tu hermano es sagrado… Dios sacraliza al ser humano y a través de él a toda la creación.
Escucha y guarda en el corazón la palabra de Jesús: «Si alguno me ama guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23).
Guardas la palabra de Jesús siempre que actúas a favor del ser humano. Cuando recorres el camino del amor haces presente a Dios Trinidad en medio de ti, en tu propio corazón.
2. ACOGE EN TU VIDA ESTE MISTERIO
La Trinidad es el misterio central de tu fe cristiana, un misterio insondable de relación y comunicación personal entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad, Dios – Amor – Vida, es el Misterio que te constituye, te envuelve,te sostiene, te habita.
Hazte consciente de la vida y de la comunión con Dios. El proyecto que brota de la sabiduría y bondad del Padre, que el Hijo llevó a cabo en la tierra estableciendo el reino, y que el Espíritu, agua viva que todo lo renueva, mantiene vivo el corazón de la historia (cf LG 2-4).
El misterio de la Trinidad es una fiesta de silencio y de adoración que alimenta tu vida. «Pacifica mi alma, haz de ella tu morada más querida… Que nunca te deje solo allí, sino que esté por entero allí contigo, bien alerta en mi fe, en total adoración y completamente entregada a tu acción creadora» (Santa Isabel de la Trinidad).
3. VIVE EN EL MISTERIO DEL AMOR
Eres hijo e hija de Dios, Cristo vive en ti y tú en él (Gal 2,20), y por Cristo recibes el don del Espíritu. Este habita en ti como en un templo (1Cor 6,19); es germen de vida gloriosa (Rom 8,11); y te hace clamar: Abba, Padre (Rom 8,15ss).
Bautizado/a en su nombre, en su nombre adentrado/a en la Eucaristía, acompañado/a por Él en la realización de los proyectos del reino, estas llamado/a a vivir este gran don de comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en tu corazón.
Mírate en este espejo. «Sólo el que vive la caridad puede entender la Trinidad y parecerse a ella» (San Agustín). La donación total de las Tres Personas, su plena generosidad, es una hermosa lección para nosotros, tan dados a desear y defender nuestra propiedad, incluido el amor.
4. PRESENCIA DE LA TRINIDAD EN EL MUNDO
Dios es fuente de vida y de amor y se da creando unidad y alentando en el mundo estructuras de comunión y de diálogo de pensamientos, palabras y corazones. Sin experiencia de la Trinidad no habrá iglesia, ni familia, ni comunidad: «que todos sean uno…en nosotros» (Jn 17,21).
La creación es el hogar de la Trinidad. Si haces silencio, y miras con profundidad verás su huella en todo. «Y yéndolos mirando con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura» (San Juan de la Cruz).
– De la contemplación de la belleza de Dios pasa a la acogida y apertura a los otros, a la solidaridad que comparte, al perdón que reconcilia y une voluntades. Escucha, también, el llanto de la tierra, herida por el abuso y por la falta de respeto. Abre los ojos, a menudo muy cegados por el egoísmo, para ver a millones de seres humanos necesitados de vida. Asume tu responsabilidad ante todas las heridas religiosas, raciales, económicas, sociales, que dividen a la humanidad.
Siente la urgencia de ir poniendo en todas partes el sello de la Trinidad, de humanizar el planeta y tejer cada día la túnica de la paz. Lleva siempre en el corazón este mensaje: OTRO MUNDO ES POSIBLE
¿Qué experiencia tienes en tu vida de la Trinidad? ¿A la luz de estos los textos, que te proponemos para orar, qué pistas de luz y de amor se abren en ti?
ORA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
TEXTOS PARA ORAR
En tu Biblia: «Lo que se hizo en ella era la vida y la vida era la luz de todos los hombres» (Jn 1,4). Dios creador es fuente de todas las formas de vida; el universo es la casa familiar de todos. «A vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer» (Jn 15,15). Dios está con nosotros habitando el mundo como amigo y colaborador. «Id y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo… yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 19-20). La Trinidad habita la Iglesia, comprometida en el proyecto salvador de Jesús «Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros» (Jn 14,20). En el hogar de la Trinidad se vive la comunión, la cercanía, el contacto personal entre el Padre, el Hijo, el Espíritu y cada persona. «Voy a prepararos un lugar… para que donde esté yo estéis también vosotros» (Jn 14,3). La comunidad cristiana y cada persona se convierten en morada, se hacen santuario de Dios, y tienen un destino de gloria.
En San Juan de la Cruz: Cántico 39, 3 y 7; Llama, Prólogo1.2 y 1, 12-13
En Santa Teresa de Jesús: «Vendremos y haremos morada en ti»: Séptimas Moradas 1,6-7; ratificado al final de su vida en Relaciones 6,9.
Isabel de la Trinidad: Elevación a la Sma. Trinidad: «Oh, Dios, míos, Trinidad a quien adoro»