1. SEMILLAS DE AMOR
«Lo único que aumenta cuando lo das a otros es el amor»
El amor son obras y obras son amores y no buenas razones.
«En el diálogo de un alma con Dios germinan los grandes acontecimientos que cambian el rumbo de la historia» (Edith Stein).
«Id a vuestros campos y jardines y aprenderéis que la felicidad de la abeja es reunir miel de las flores, pero es también la felicidad de la flor el ceder su polen a la abeja. Porque, para la abeja, una flor es fuente de vida, y, para la flor, una abeja es un mensaje de amor. Y para ambos, abeja y flor, el dar y el recibir felicidad son una necesidad y un éxtasis. Sed en vuestros gozos como las abejas y las flores» (K. Gibran).
La comunión con Cristo te impulsa a salir al encuentro de los demás para anunciar con tus gestos y palabras que quien regala amor con su vida es feliz. «Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar» (EN 14).
«En la causa del Reino no hay tiempo para mirar para atrás, y menos para dejarse llevar por la pereza» (NMI 15).
La experiencia de la oración «no aparta a los hombres de la tarea de la construcción del mundo, ni los lleva a despreocuparse del bien de sus semejantes» (GS 34). ‘Obras quiere el Señor’ (Santa Teresa de Jesús 5M 3,11). «Para esto es la oración… para que nazcan siempre obras, obras» (Santa Teresa de Jesús 7M 4,6).
2. EVANGELIZA EL MUNDO CON AMOR
Mira a la Trinidad entregándose al mundo para atraerlo por la fuerza de su amor. El rostro de Cristo que la Iglesia ha contemplado con gozo a lo largo de los siglos es un Cristo enviado por el Padre (Jn 10,36), ungido por el Espíritu para anunciar la buena nueva de la salvación a los pobres (Lc 4,18-19), convertido en eucaristía para todos por su muerte y resurrección; un Cristo que, a su vez, desde el poder y la fuerza de la resurrección envía a sus amigos al mundo: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (Jn 20,21).
Mira la realidad del mundo con cariño. Aprende el lenguaje de las gentes, descubre lo que de evangelio llevan y señálalo, para anunciar a Jesucristo (GS 4).
¿Cómo quedar al margen del desequilibrio ecológico, que hace inhabitable y enemigas del ser humano vasta áreas del planeta? ¿Cómo hacer oídos sordos a la paz, tan amenazada por la pesadilla de la violencia y de la guerra? ¿Cómo no responder al vilipendio de los derechos humanos de tantas personas?
Ten presente los iconos desfigurados de Dios. Tantos hermanos y hermanas con rostro desfigurado por el hambre, la desilusión, la humillación por mil motivos, la violencia. «No queremos sobrevivir. Queremos vivir».
Si tienes experiencia de Dios continuarás las respuestas creativas de Jesús. Porque la verdadera profecía nace de Dios, de la amistad con él, de la escucha atenta de su Palabra en las diversas circunstancias de la historia. El anuncio de Jesucristo no se logra tanto por la transmisión de una doctrina cuanto por la comunicación de una vida.
3. ¿QUE PUEDES HACER EN ESTA HORA DE DIOS?
No basta con hacer cosas buenas. Hay que hacerlas juntos. El Espíritu nos desafía a hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión donde:
Promovamos la espiritualidad de la comunión como principio educativo allí donde se forman las personas. – Acojamos y respetemos a cada persona como don de Dios, misterio de amor.
Cada ser humano tenga sitio, palabra y tarea.
Iniciemos caminos de escucha y diálogo, nuevos nombres de la caridad. – Cultivemos y ampliemos día a día, según tus posibilidades, las estructuras de comunión.
La evangelización es tarea de todos. El Señor llama continuamente a nuevos discípulos y discípulas para comunicarles su modo de amar. Te llama a ti con tu nombre.
La página de Mt 25,31-46 no es una simple invitación a la caridad, es una página de cristología, que ilumina el misterio de Cristo.
¿Has tomado conciencia de tu vocación misionera? ¿Qué misión tienes en el mundo?
Al llegar al final de estos días de silencio diseña cuál podría ser tu proyecto de vida
ORA
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Dónde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú. Hay pequeños servicios: poner una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña. El servir no es una faena de seres inferiores. Dios que es el fruto y la luz, sirve. Y te pregunta: ¿serviste hoy? (Gabriela Mistral).
TEXTOS PARA ORAR
En tu Biblia: Salmo 66; 149; 150 Mt 28,19 Jn 15,26-27; 16,12-15; 20,19-23 1ª Cor 12,3-13 Ga 5,16-25
En San Juan de la Cruz: Cántico 28, 1-10: «Mi alma se ha empleado / y todo mi caudal en su servicio / ya no guardo ganado / ni ya tengo otro oficio / que ya sólo en amar es mi ejercicio»
En Santa Teresa de Jesús: Orando por la humanidad y por la Iglesia: Camino 1,2-5; 35,2-5.