Lunes, 12 de diciembre
«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?» (Mt 21, 25).
La Presencia de Dios en tu vida fortalece tu caminar. Ha sido El quien ha sacado fortaleza de tus cobardías, que ha sido El quien ha puesto en tu corazón una fuente de alegría. Es normal que te broten las canciones de alabanza a Dios. La tarde se ha convertido en madrugada que anuncia la venida del Señor. ¡Ven, Señor Jesús!
Jesús, salgo a tu encuentro, en cada rostro que encuentro en el camino. Quiero saber cómo acaricia en ellos tu voz, cómo resuenan en ellos tus acentos.
Martes, 13 de diciembre
“Los publicanos y prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios” (Mt 21,31)
En los más marginados de la sociedad, el Dios sorprendente se abre camino. Tu vida sencilla y orante puede ser una pequeña luz que habla de Dios en medio del mundo. Allí donde la incomprensión y el odio, el racismo y el enfrentamiento entre religiones surgen como una llaga que tarda en cicatrizar, tu testimonio, unido al de otros muchos, puede ser una antorcha encendida en medio de la noche.
¡Enciende la llama de tu amor en la humanidad herida! ¡Ven, Señor, Jesús!
Miércoles, 14 de diciembre
“¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?” (Lc 7,20)
La unión con Dios acontece en Jesús, que viene. Él es tu plenitud. En Él puedes descansar, sin seguir esperando a otros. Jesús es el gran regalo que te hace Dios. Únete a Él por el amor y la esperanza. Jesús es tu Fuente, la que mana y corre aunque sea de noche. Jesús es cada ser humano; amarle a Él y ponerte a lavar los pies y desvelar la dignidad y belleza de los más perdidos, todo tiene en Dios su nacimiento. Camina en el amor, porque el alma que anda en amor ni cansa ni se cansa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia para que mis lamentos se transforme en alabanzas y bendición. “El alma que anda en amor ni cansa ni se cansa” (San Juan de la Cruz).
Jueves, 15 de diciembre
“¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti” (Lc 7, 27).
Su mensajero va delante de Él, va a preparar el camino, para que a nadie le pille por sorpresa su presencia en medio de ellos. Pero para descubrir a los profetas, hace falta un corazón dispuesto a la acogida. Escuchando a los profetas, te escuchamos a ti. Tus profetas de hoy, como los de entonces, nos recuerdan tu presencia y tu mensaje.
Señor, yo también soy tu profeta, quiero que mi vida sea una pequeña luz en medio de tanta oscuridad. Con tu ayuda, puedo comenzar desde hoy.
Viernes, 16 de diciembre
“El testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que yo hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado” (Jn 5,36).
Jesús se acerca para hacernos pensar y cambiar de actitudes. Sus palabras nos hablan al corazón, mueven nuestros sentimientos, no nos dejan nunca indiferentes, pero su vida, su forma de hacer y de actuar nos desborda Las obras de Jesús son luz en el camino, un verdadero regalo y sobre todo una invitación a creer y a vivir en consecuencia.
Señor que no apague la vela, que no cierre la puerta, que no abandone el camino. Cuando llega la dificultad, cuando llegan los momentos duros tengo la tentación de abandonar el camino. Tu presencia me anima, tu palabra me mueve y tu ejemplo me seduce.
Sábado 17 de diciembre
“Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará…Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón… Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatie… Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo” (Mateo 1, 1-17).
Dios siempre cumple. Dios nunca abandona a su pueblo. Dios nunca te abandonará. Es fiel y cumple su palabra. Un día se lo prometió a Abrahán y ha cumplido su palabra. Pero a su tiempo. Es una invitación a caminar en confianza en un Dios que hace realidad lo que promete. Dios sigue haciéndose presente, nos sigue engendrando para que demos la luz que nace de su Hijo. Ahora, tú, yo nosotros, somos continuadores de esa genealogía.
Me asombra, Señor, tu modo de entrar en la Historia de la Humanidad. Tus caminos de salvación son inefables. En silencio me dejo alcanzar por tu gracia. Que tu vida en mí sea un don para todos.
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