EVANGELIO DÍA A DÍA
Lunes, 27 de febrero
«Señor, ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?» (Mt 25,38)
Jesús se identifica con los que están en los márgenes, con los que son expulsados en las fronteras. Estar con los últimos es estar con Jesús. Servir a los pobres es amar a Jesús. No te acostumbres a esta palabra de Jesús, es mejor que te siga impactando. Mira a la Iglesia sin fronteras, Madre de todos. Deja que te toquen los últimos y la casa se te llene de vida.
«Señor Jesús, acogemos tu palabra. Gracias por decirnos que nuestra identidad no se entiende si no cultivamos el sentido de pertenencia a los forasteros, hambrientos. Todos somos hermanos.»
Martes, 28 de febrero
«Vosotros rezad así: Padre nuestro» (Mt 6,9)
Jesús no se guarda nada para sí. Todo lo da. Su mayor tesoro, la presencia del Padre, la pone en nuestras manos. ¡Todos, hijos y hermanos! ¡Sin desigualdades ni muros entre los pueblos! Ponte ante tu Padre con confianza. Saber que Él te ama, te basta. Cuando dices «Padre nuestro», «pan nuestro», comunicas la mejor noticia a los pobres de la tierra.
«En comenzando, nos henchís las manos… ¡Oh Hijo de Dios y Señor mío! ¿Cómo dais tanto junto a la primera palabra?» (Santa Teresa).
Miércoles, 1 de marzo
«Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación» (Lc 11,30)
La caravana de refugiados que abandonan sus pueblos en busca de una vida mejor es un signo de los tiempos. La insistencia del papa Francisco en que «Llevemos adelante la cultura de la vida como respuesta a la lógica del descarte», es otro signo de los tiempos. Dios te regala una señal siempre nueva: Jesús. Todo lo de Jesús es vital: su forma de tratar a los pobres, sus gestos, su coherencia, su entrega total.
«Donde tú estás Jesús, siempre hay vida. Tú eres la respuesta a nuestras necesidades más profundas. Tú estás presente en nuestra tarea misionera.»
Jueves, 2 de marzo
«Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden?» (Mt 7,11)
La vida es un prodigio. A pesar de todo, la vida deja entrever la ternura y se asoma en la bondad. Hasta una gota de agua sucia puede reflejar la luna. Sorpréndete de que Dios ame tanto tu vida. Solo espera que abras las manos para darte hasta lo que no pides. Confía en Él.
«Confiamos en ti, Padre. Confiamos en tu bondad sin límites. Danos a Jesús. Danos el Espíritu.»
Viernes, 3 de marzo
«Vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda» (Mt 5,24)
Lo primero: ponerse a bien con el otro, hasta descubrir que es hermano. Antes de programar, lo primero es el otro. La reconciliación con el otro hace verdadera la relación con Dios. No te duela gastar tiempo en esto. Solo construyendo puentes, podrás ir a la otra orilla. Opta por la reconciliación y hazlo con gozo. En la reconciliación se te otorga una identidad mayor.
«Reconcilia, Señor, nuestro corazón. Que tu música la puedan oír los que están cerca.»
Sábado, 4 de marzo
«Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian» (Mt 5,44)
Dios no hace distinciones. No discrimina a los que no le quieren. A todos ama. Hace salir el sol sobre todos. El amor a los enemigos facilita el encuentro pleno con Dios. Acoge esta palabra que hoy te regala Jesús. Guárdala en el corazón, como María, hasta que produzca fruto abundante. El cariño de Dios llena de bondad tu corazón.
«Ponemos ante ti, Jesús, a las personas que todavía no amamos. Te decimos sus nombres y nos quedamos en silencio. Ámalas. Unidos a Ti amamos a los que Tú amas.»