Evangelio día a día. 3ª Semana de Pascua

Lunes, 24 de abril

«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado» (Jn 6, 29)

La creación es un regalo que fluye de la mano abierta del Padre de todos. Hay que mirarla con la mística de los ojos abiertos. La contemplación de la creación, descubrir que todo ha sido creado en el Verbo, nos lleva a la alabanza, al agradecimiento, a una fe más profunda. Para llegar lejos, entramos en la interioridad; para ser “uno”, “nosotros”, con Jesús, abrazamos a todo el mundo; para disfrutar de su gozo, abrazamos a los más necesitados y, por ello, más capaces de amor.

Dios lo llena todo y todo te puede llevar a Dios. Ábrete confiado a su Presencia. 

 Martes, 25 de abril

SAN MARCOS, evangelista

“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15)

La creación se resiste a ser dejada atrás por el hombre. En muchos casos ejerce la desobediencia pacífica. A pesar de nosotros, su resistencia nos recuerda que está ahí, esperando que nos maravillemos por tantas señales de vida. La creación recibe el mandato de Jesús de anunciarnos el Evangelio de la grandiosidad del canto de un mirlo, de la laboriosidad de una hormiga, de la fuerza del viento, del oleaje del mar.

Cada mañana la creación de Dios siembra semillas en nuestros corazones para que cambiemos de mentalidad.

Miércoles, 26 de abril

«Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna» (Jn 6, 40)

En el centro de Dios siempre están los descentrados. Su deseo es que todo ser vivo tenga vida en plenitud. Hay salidas diferentes a la guerra y a la muerte: clamar por la paz, condenar la indiferencia ante las diversas crisis que afectan a la humanidad. La hierba verde en el valle indica dónde se esconde el agua. La vida, desplegándose como un bello arco iris después de la tormenta, desvela la presencia de Cristo. Si nos guardamos el agua, ésta se corrompe. Si la damos, el pozo se convierte en un surtidor inagotable.

El ser humano, dotado de inteligencia y de amor, y atraído por la plenitud de Cristo está llamado a reconducir todas las criaturas a su Creador.

Jueves, 27 de abril

«Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende, viene a mí» (Jn 6, 45)

Hay mañanas en las que miramos con desaliento cómo el mundo se va haciendo malvado a gran velocidad. La vida nos humilla en la dignidad, en la esperanza. Pero en medio de nosotros está Cristo Resucitado. Solo con Él todo lo perdido encuentra sentido. Y, junto con Él, hay muchos hombres y mujeres capaces de escuchar y responder a los gritos de los que necesitan salud, paz, ternura. No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos.

Porque Cristo está en medio aguardamos un futuro mejor con una esperanza activa. 

Viernes, 28 de abril

«El que come este pan vivirá para siempre» (Jn 6,58).

Jesús preparó un banquete para todos los pueblos. Pero la comida la puso él. Era su vida entregada, su cuerpo y su sangre, lo que estaba sobre la mesa. En la eucaristía de Jesús había mucho amor por medio.Ser amigos de Jesús es poner algo que es de uno para que todos se beneficien, especialmente los más pobres y orillados de la tierra. Así surgirá la nueva sociedad, la que se pone en marcha cuando alguien ama sin reservas.  

Orar es hacer de la propia vida una eucaristía, una entrega generosa y gratuita a los demás.

Sábado, 29 de abril

 «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes Palabras de vida eterna» (Jn 6, 68)

¿Cómo dar la vida en medio de tanta desprotección? ¿Cómo sembrar semillas de entrega y amor en lo que es tan pequeño y crucificado? ¿Como invertir tiempo y energías en aquellos hombres y mujeres que no cuentan para las grandes estructuras de poder y de decisión? Ante la perspectiva de la cruz muchos abandonan a Jesús. Jesús está animado por el Espíritu y tiene capacidad para entregar la vida, para amar. Los que están animados por el Espíritu son capaces de entregar la vida. De su entrega surge un mundo nuevo y más feliz. La vida es un asombro compartido ante las pequeñas cosas de cada día: comer, estudiar, libertad. Y siempre tenemos la oportunidad de contemplar, como un dejarse nacer en cada instante.

Señor, nosotros creemos y sabemos que Tú tienes palabras de vida.

Escucha este Evangelio acompañado de una canción y palabra de los Místicos, descargando la Aplicación: Evangelio orado

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