Lectura orante del Evangelio: Juan 14,1-12
La vida cristiana es siempre seguir el camino y no ir solos (Papa Francisco)
No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí.
El hambre, la guerra, la violencia contra los más vulnerables están siendo un terrible aguacero. ¿Cómo alumbrar lo nuevo después de la tormenta? ¿Cómo divisar auroras después de la noche oscura? ¿Dónde encontrar caminos nuevos? Jesús nos regala en esta hora su palabra: No se turbe vuestro corazón, creed. La fe nos hace creativos, felices, hermanos de puertas abiertas.
Nos fiamos de ti, Jesús.
Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros.
¿Cuál será la certeza común que nos regala el Espíritu para comenzar? Un camino de futuro recorrido con Jesús: os llevaré conmigo. Un estilo de vida, el de Jesús: que donde yo estoy estéis también vosotros, en el que se multipliquen los cuidados de unos a otros, se ofrezca tiempo regalado, se abran espacios de ternura.
Juntemos andemos, Señor.
Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.
El Espíritu nos enseña que cada problema lleva consigo una oportunidad aún mayor. Pero¿cómo serán en concreto los caminos en medio de la crisis? Los caminos no están señalados con suficiente claridad; es normal que surjan dudas. Nos acercamos a Jesús a preguntarle, intimamos con él, le escuchamos: Yo soy el camino y la verdad y la vida. No hay otra señal que la de Jesús. El camino es Jesús, la verdad es Jesús, la vida es Jesús. ¿Estamos en el camino de Jesús o estamos fuera de ese camino?
Tú eres el camino, tú eres la verdad, tú eres la vida.
Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.
Mirar a Jesús con la mirada del corazón para ver que todo es gracia, celebrar con alegría su presencia en medio de los hermanos, vivir como él vivió… son las tres puertas para entrar en el misterio del Padre. Camino para andar, verdad que da sentido, vida plena que colma todo deseo. Jesús nos regala otro modo de caminar en medio de la crisis, otra dimensión más honda, otra luz, otra energía, otra esperanza. Jesús nos regala sus sueños.
Cuando te miramos, Jesús, vemos al Padre y nos vuelve la esperanza.
El que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre.
A los que creen en Jesús, todo les sirve para el bien. Caminando con Jesús, las situaciones difíciles se transforman en un arco iris de esperanza.En la oración silenciosa de tantos corazones el Espíritu ya está preparando formas de amar y de cuidar con esperanza a los más necesitados; su imaginación nunca se agota, ninguna dificultad le ata las manos. Cuando parece que asistimos al triste ocaso del sueño coral de paz, mientras los solistas de la guerra se imponen (Papa Francisco), recordamos que todo es gracia y que estamos llamados a ser facilitadores de la gracia.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Gloria a ti, Virgen María, madre de todo desamparo. Amén.
Feliz Pascua – CIPE, mayo de 2023