Domingo de Jesucristo, Rey del Universo

Lectura orante del Evangelio: Mateo 25,31-46

«El camino tiene como meta final el encuentro pleno con Dios» (Papa Francisco)

Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre… serán reunidas ante él todas las naciones

Fotografía impresionante: Todas las naciones reunidas, y Jesús iluminando con su gloria a los más pobres de la tierra. En la hora clave de la historia, Jesucristo, Señor, Rey verdadero de todo, pregunta por el amor. Esta hora de la tarde es la hora del amor. La verdad o la mentira quedan al descubierto. Esta luz del final ilumina nuestro presente y nos invita a amar, porque solo el amor da valor y sentido a la vida, ahora y siempre. «Cristo, tú eres el centro de la historia de la humanidad. Bendito y alabado seas por siempre. A ti la gloria por los siglos».

Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo

El reino, que comenzó siendo pequeño como un granito de mostaza, muestra aquí toda su plenitud y grandeza. A los amigos de los pobres, a los que han tenido ojos y corazón para ellos, Jesucristo les da su reino, el que el Padre tiene preparado desde la creación del mundo y que no tiene fin. Jesús se fija en los que han amado a sus hermanos más pequeños y los bendice con la bendición del Padre. Jesucristo les dice: «Venid». Dios los quiere tener cerca. Son su alegría y su corona. «Compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda» (Papa Francisco).

Porque tuve hambre y me disteis de comer

Obras de misericordia quiere el Señor. No se le puede contentar con solo palabras. Benditos los pies que se encaminan cada día hacia los pasan hambre para compartir el pan. Benditos los que oyen lo que gritan los refugiados desde las orillas y los acogen. Benditos los que, enseñados por el Espíritu, entienden la vida como servicio. Benditos los que se acercan a las personas en apuros. Benditos los que cuidan de la tierra para que sea hogar y mesa para todos. «Si entendiésemos lo que nos importa esto, no traeríamos otro estudio», dice santa Teresa». «Que no amemos de palabra sino con obras».

¿Cuándo te vimos con hambre y te alimentamos?

Diálogo fascinante, sorprendente, siempre orante. «¿Cuándo te vimos?» Jesús desvela la belleza del amor auténtico, gratuito, genuino, vivido por quienes no buscan el renombre. Con gestos de amor anónimos humanizan la humanidad, dan gloria al Padre de todos. Ellos, sin saberlo, encarnan una Iglesia servidora, sin privilegios acumulados por el polvo de una historia no entendida como salvación; una Iglesia en salida hacia las periferias, dispuesta a compartir, universal, de comunión, inserta en la realidad más abajada, arriesgada. Son icono de Jesús por los caminos, eso es todo. «Gracias, Señor, por tantos amigos tuyos anónimos, orantes y samaritanos por los caminos».

En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis

El amor a Jesús se muestra creíble en el amor a los pobres. Aquí está la originalidad de los cristiano. Lo repetiremos mil veces, hasta que se nos quede grabado en el corazón. Mientras no sea tarde, visitemos a Cristo, sirvamos a Cristo, alimentemos a Cristo. «Al atardecer, te examinarán en el amor» (San Juan de la Cruz)».

CIPE – noviembre 2017

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