ORAR ES MIRAR A JESÚS
Lee este evangelio de forma agradecida. Toda Palabra es un regalo, también ésta que tienes delante. Juan te abre el corazón, te entrega su experiencia para ayudarte a encontrar a Jesús.
Juan es todo un profeta, pero camina a tientas (“no lo conocía”); está cerca de nuestras oscuridades. Esta humildad de aceptar sus límites le abre a lo inesperado, a lo gratuito (“ve y contempla”). Toda su vida ha sido preparación para este encuentro, ahora deja paso a la ternura de Jesús, al que llama “Cordero” liberador de todo lo que se opone a la vida, “Hijo de Dios” comunicador de la vida de Dios en plenitud.
Juan te entrega su palabra acerca de Jesús para que tú te atrevas a decir la tuya de forma estremecida. ¿Qué es lo que has visto en Jesús? ¿Cuál es tu testimonio? Que el Espíritu creador te acompañe en esta hermosa tarea de leer, orar y vivir esta Palabra de vida que Dios te regala.
Lee y ora el texto de Juan 1, 29-34
En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”.
Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».
MOMENTO DE ORACIÓN
Abre tu vida al misterio de Dios. Colócate ante El en silencio, sin prejuicios, abierto(a) a su amor.
Día tras día, Señor de mi vida, estaré ante ti cara a cara. Señor de mi vida.
Traza sobre ti la gran señal de la cruz que te envuelve por completo en el misterio de la Trinidad.
Pide al Espíritu que te ayude a recorrer las actitudes de Juan ante el Misterio de Jesús.
Dame la libertad interior de Juan para abrazar la verdad de Jesús. Pon en mi corazón la alegría de Juan al encontrarse con Jesús. Concédeme la valentía de Juan para anunciar a Jesús.
Contempla a Jesús, como el gran regalo del Padre y del Espíritu para ti. Deja paso a su gracia salvadora.
Acojo, Jesús, tu amor. Saco con gozo aguas de tu fuente. Me abro a la vida que me comunicas en plenitud. Me sorprendo de tu inmensa gratuidad. Te alabo y te bendigo, Jesús de mi vida.
Da gracias a Dios por todos los que dan testimonio de su fe en Jesús.
Por los que cantan su fe en Jesús sin vergüenza. Por los que hablan de Jesús con alegría. Por los que desean parecerse a Jesús. Por los tienen en los labios y en el corazón a Jesús. Por los que aman a Jesús y lo muestran en la vida. Gracias por todos. Te los confío a todos. Cuídalos
CIPE