Lunes, 13 de noviembre
“Si tu hermano te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte. ‘lo siento’, lo perdonarás” (Lc 17,4).
La comunidad cristiana aparece como una comunidad de pecadores que experimentan la proximidad y la acogida de Dios en el perdón fraterno. Jesús te anima a perdonar sin límites al hermano, el perdón dado y recibido pacifica el corazón.
Aumenta mi fe, Señor, fortalece mi confianza en Ti, que mi vida se arraigue en tu Palabra de Vida.
Martes, 14 de noviembre
“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Lc 17,10).
Jesús nos dice en esta parábola que los dones de Dios al siervo fiel no son un derecho que se puede reivindicar, sino un don gratuito. Ponte en verdad ante Dios y reconoce que todo lo que eres y tienes lo has recibido de su bondad.
Jesús, traigo ante Ti todas mis cualidades. Son un regalo tuyo. Que no las guarde para mí sino que las ofrezca gratuitamente a los hermanos.
Miércoles, 15 de noviembre
“Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (Lc 17,19).
Jesús cura a diez leprosos que se acercan pidiéndole misericordia. No sólo les devuelve la salud física sino una restauración en la vida social de su pueblo. Sólo un extranjero tuvo fe para reconocer la bondad de Dios que actuaba en Jesús. Regresa a su presencia para darle gracias.
En el camino de mi vida me ofreces tu gracia salvadora. Abre mi fe a la confianza. Dame un corazón agradecido.
Jueves, 16 de noviembre
“El Reino de Dios está en medio de vosotros” (Lc 17,21).
Cada vez que respondemos confiadamente con nuestra vida al mensaje de Jesús, el Reino se hace también presente en nosotros por el Espíritu. El Reino de Dios crece dentro de ti, cuando te ocupas de los demás. De esta manera te pareces a Jesús que recorrió los caminos haciendo el bien.
Quiero vivir el momento presente acogiendo tu Reino, anunciando tu Reino, esperando tu Reino. ¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Viernes, 17 de noviembre
“Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre” (Lc 17,26).
Los creyentes debemos continuar viviendo todas las exigencias de la conversión, aunque no parezca que la venida del Señor esté próxima. Ten cuidado de que tus preocupaciones cotidianas no sustituyan tu espera activa y personal del regreso de Jesús.
Mantén mi corazón despierto. Que no se apague el candil de mi fe. Que mi puerta esté siempre abierta, y mis manos solidarias.
Sábado, 18 de noviembre
“Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrara esta fe en la tierra? (Lc 18,8).
Jesús nos enseña que hay que orar con confianza y perseverancia, con la seguridad de que Dios escucha siempre nuestras súplicas. Señor, Tú siempre te mueves impulsado por la misericordia y defiendes siempre a los débiles.
La oración es para mí, Señor, la respiración del alma, me permite vivir el Evangelio con alegría y construir un mundo más fraterno.
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