Lunes, 20 de febrero
“Todo es posible al que tiene fe” (Mc 9,23).
Jesús siempre se acerca y se deja afectar por los males que aquejan al ser humano. Se sorprende ante la fe trabajosa del padre, el estupor y la incomprensión de la gente, y la frustración de los discípulos. Jesús indica la fe como condición para curarse, porque para Dios nada hay imposible.
Orar es confiar totalmente en Jesús que trae la salvación.
Martes, 21 de febrero
“Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9,35).
Jesús reitera su enseñanza sobre el destino del Hijo del hombre; pero los discípulos no entienden, tienen miedo a que Jesús les sorprenda. Lo quieren seguir con el equipaje de sus criterios humanos. Jesús les explica lo que supone estar con él: tienen que dejar de lado toda ambición, y ser el servidor de todos. En la misión no van solos, llevan la presencia de Jesús y del Padre.
Orar es abrir los oídos a los pequeños, a los que apenas tienen voz en la tierra.
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