Lunes, 23 de enero.
“El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás” (Mc 3,29).
Si el Espíritu hace transparente la vida, y da la libertad a todos los cansados y decepcionados, si en Jesús se asoma la voz y la presencia del Espíritu, ¿cómo es posible que acusen a Jesús de ser la cara visible en el mundo de Satanás y que, por lo tanto, es enemigo de Dios y del ser humano?
Convéncete de que sólo el amor de Dios es capaz de hermanar a los hombres de toda raza y cultura y reflejarlo en tu vida.
Martes, 24 de enero
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre» (Mc 3,35).
Lo que dice Jesús, lo que hace, las personas con las que se junta, su forma de habar de Dios y de la familia, y tantas cosas le acarrean hostilidad. En torno a él, el Espíritu va reuniendo una nueva familia. Independiente de la raza o del pueblo que sean, de la religión que practiquen, Jesús a todos se acerca para llamarlos hermano y hermana, madre.
La presencia del Espíritu pone música a nuestro caminar difícil con Jesús.
Miércoles, 25 de enero
CONVERSIÓN DE SAN PABLO APÓSTOL
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15).
El amor de Dios nos ensancha el interior y nos pone en camino misionero. En el nombre del Señor toda la humanidad se llena de vida nueva. Cuando escuchamos una petición del Señor, se nos dilata el corazón y el deseo de cumplir su voluntad nos lleva intentar llevarlo a la práctica como la mejor forma de decirle que su Palabra es importante en nuestra vida.
Con tus dones, siembras de semillas mi corazón. Con mi vida misionera siembro de Evangelio el mundo. ¡Bendito y alabado seas, Señor. Gracias, Señor Jesús, por la vida de aquellos primeros discípulos que te conocieron, escucharon tus Palabras y las hicieron vida.
Jueves, 26 de enero
SANTOS TIMOTEO Y TITO
«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz» (Mc 4,21).
Jesús es la luz que ilumina en medio de la humanidad; se hace presente en los caminos; conecta con la esperanza escondida de todo ser humano. ¿Qué es tener luz? ¿Acaso no es tener lleno de ternura el corazón y dispuestas las manos para realizar algo a favor de los seres humanos, de los más pobres? Tener luz es ser conscientes de ser amados por Dios. Esta certeza quiere Jesús que la comuniquemos en la tarea misionera de cada día.
Gracias, Señor Jesús por el don de la fe que da calor, luz y sentido a mi existencia. Que tu luz encienda mi noche y la de mis hermanos, entonces en nuestro mundo, Tú serás la Luz.
Viernes, 27 de enero
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios?… Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas» (Mc 4, 31).
El reino de Dios tiene dentro una fuerza secreta, que le llevará hasta su total expansión. El reino tiene unos comienzos pequeños y de apariencia modesta. Pero en esa semilla hay futuro porque está animada por el Espíritu creador. El reino excluye ambición del triunfo personal y de esplendor social. La pequeñez del grano de mostaza nos enseña actitudes humildes para caminar hacia la comunión de todos los creyentes.
Acoge el rostro de tantos hombres y mujeres que buscan y ofrecen la verdad que han encontrado.
Sábado, 28 de enero
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!» (Mc 4,38).
El evangelio nos invita a mirar en la barca de nuestro corazón y a descubrir allí la presencia silenciosa y firme del Señor que ante una sola queja nuestra acalla el viento del miedo y derrama la paz, dejándonos en el alma la necesidad de crecer en la fe para seguir proclamando que Jesús es el Hijo de Dios, nuestro Salvador.
María, Madre, enséñanos a confiar en Jesús, que duerme en el vaivén de nuestra vida, como hiciste tú.
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