Lunes, 4 de diciembre
“Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano… En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe” (Mt 8, 8.10).
La salvación que ofrece Jesús es universal, no reconoce fronteras entre personas o pueblos. Camina abriendo puertas, creando vínculos. Jesús se admira al oír la fe de un hombre pagano, que se pone en camino de salvación con una gran confianza, sin importarle el qué dirán los demás.
¡Ven a mi casa, Señor, ven y sáname con tu amor! Dime una palabra tuya y mi soledad sentirá tu compañía, vencerás mis miedos, levantarás mi esperanza. ¡Gracias!
Martes, 5 de diciembre
“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños” (Lc 10,21).
La alegría del Espíritu inunda el corazón de Jesús: El Padre quiere revelarse a los sencillos y estos entienden la ternura entrañable del Padre. Quienes tienen experiencia de este amor del Padre lo expresan en gestos de ternura y servicio a los demás. Estas personas son un tesoro para la Iglesia y para el mundo.
Camino en el Adviento abierto a las señales que cada día llegan inesperadas. Tu mi Dios quieres decirme algo y quieres decir en mí algo a los que peor lo pasan. Siempre vienes para todos.
Miércoles, 6 de diciembre
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». (Mt 15, 32)
Jesús sana las heridas, ayer, hoy y siempre. Ha venido para darnos la Vida en abundancia. La amistad con Jesús nos compromete en la práctica de un amor activo y concreto a cada ser humano. Es hora de amar, de hacernos cercanos y solidarios con quien sufre, de que cada gesto exprese ese amor fraterno tan querido por Dios.
Jesús, tú eres el Pan de la Vida. Contigo quiero ser pan partido para mis hermanos/as. Acoger tu llamada y continuar tu cena partiendo nuestro pan con el hambriento.
Jueves, 7 de diciembre
“Entrará en el reino de los cielos el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos… El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca” (Mt 7,21.22).
Entrar en el Reino de los Cielos es hacerse cristiano, seguidor de Jesús. No basta con orar piadosamente. Sino que hay que hacer la voluntad del Padre. Construir sobre la roca significa construir sobre Cristo y con Cristo, sobre la fidelidad y la esperanza. Saber que en los momentos difíciles hay Alguien, una Amor fiel y firme del que fiarse y en quien apoyarse.
¿Cómo cumpliré hoy, Padre mío, tu voluntad? Me pondré en tus manos. Acogeré las sorpresas que me regale el día. Intentaré hacer realidad lo que has soñado para mí. Te diré confiadamente: Amén, hágase en mi.
Viernes, 8 de diciembre
INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»… Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús… El Espíritu Santo vendrá sobre ti María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». (Lc 1, 28. 31.35. 38).
Hoy nos asomarnos al corazón de María Inmaculada para celebrar nuestros orígenes de gracia y de libertad y recorrer en su compañía los comienzos de la Historia de la Salvación. En María aparece la ternura de Dios para acariciar todas las heridas. Con María, aprendemos a escuchar la Palabra y dejar que habite en nuestro corazón. Cantamos con Ella el canto nuevo del gozo y de la libertad.
Santa María: Madre de Jesús, presencia del Espíritu, estrella del Evangelio, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Sábado, 9 de diciembre
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis” (Mt 10,8)
Los seguidores de Jesús somos peregrinos de esperanza, discípulos misioneros: en camino, entre la gente, con la alegría de haber encontrado a Jesús y con la compasión a flor de piel, anunciando la buena nueva del Evangelio. Esta es nuestra misión para hoy.
¡Ven, Espíritu Santo! Ayúdame a descubrir los dones que he recibido. Muéstrame lo que esperas de mí para bien de todos.
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