I.- ECOS DE LA SEMANA DE ESPIRITUALIDAD
Se forman grupos de cuatro o cinco personas en la entrada de la iglesia
«A los que veo más animosos, los amo mucho. Y con tales querría yo tratar, y parece que me ayudan… Las personas que veo tímidas… parece que me congojan» (R 1,14).
«Está todo el medio de un alma en tratar con amigos de Dios» (V 23,4).
«Gran mal es un alma sola, entre tantos peligros» (V 7,20). «En los tiempos difíciles son necesarios los Amigos fuertes de Dios» (V 15,5).
- ¿Qué eco nos ha dejado dentro esta semana
- ¿Qué deseos ha despertado en vuestro corazón?
- ¿Qué os ha comunicado Teresa de Jesús?
«El Espíritu Santo te ama» (R 31).
Pedimos su luz, para «conocer lo que somos con llaneza, y con simpleza representarnos delante de Dios» (V 14,8).
La luz del Espíritu viene a nuestro encuentro, para animarnos a la conversión.
Símbolo: Un cirio encendido va recorriendo los grupos. Se detiene un momento en cada grupo.
Mientras se escucha la canción:
SÉ MI LUZ, ENCIENDE MI NOCHE (3). MI NOCHE, SÉ MI LUZ. El camino sin ti es largo y tu llanto acoge mi dolor. Tu Palabra acalla mi miedo y tu grito se expresa en mi canto.
Oración: «¡Oh grandeza de Dios, y cómo mostráis vuestro poder en dar osadía a una hormiga! ¡Y cómo, Señor mío, no queda por Vos el no hacer grandes obras los que os aman, sino por nuestra cobardía y pusilanimidad! Como nunca nos determinamos sino llenos de mil temores y prudencias humanas, así, Dios mío, no obráis vos vuestras maravillas y grandezas. ¿Quién más amigo de dar, si tuviese a quién?» (F 2,7).
II.- ACÉRCATE A TU INTERIORIDAD
Nos dispersamos por la iglesia. Procuramos estar a solas. Si nos ayuda, cerramos los ojos. La interioridad no es un lugar; es la conciencia profunda de ser amados, de vivir acompañados.
- Consideramos. «Considerar al Señor en lo muy interior de su alma» (V 40,6).
- Entendemos. «Que entendamos con verdad que hay otra cosa más preciosa, sin ninguna comparación, dentro de nosotras que lo que vemos por de fuera. No nos imaginemos huecas en lo interior» (C 28,10).
- Estemos seguros. «Esté cierto que fuera de este castillo no hallará seguridad ni paz; que se deje de andar por casas ajenas, pues la suya es tan llena de bienes, si la quiere gozar; que ¿quién hay que halle todo lo que ha menester como en su casa, en especial teniendo tal huésped que le hará señor de todos los bienes, si él quiere no andar perdido, como el hijo pródigo, comiendo manjar de puercos?» (2M 1,4).
Canción escuchada:
El alma es de cristal, Castillo luminoso, Perla oriental.
Palacio real con inmensas moradas donde morar.
Centro y mitad está, en medio del alma, la principal.
En ella pasan las cosas más secretas de Dios y el alma…
ES DE CRISTAL, CASTILLO LUMINOSO, PERLA ORIENTAL
Siempre obligada, la oración es la puerta de las moradas…
Hay una fuente y el Árbol de la Vida y Dios viviente…
En ella habita el Rey que da a mi alma Vida infinita…
Momento de silencio:
-Para releer en primera persona lo que vives por dentro.
- Para mirar desde dentro la propia casa.
- Para descubrir dentro de ti a Dios.
- Para saber que el corazón adquiere su verdad más honda al calor del Corazón de Jesús.
- Para aprender el secreto profundo de que Dios vive en nosotros y nosotros en Él.
Para reflexionar: «Reiránse de mí, por ventura, y dirán que bien claro se está esto, y tendrán razón; porque para mí fue oscuro algún tiempo. Bien entendía que tenía alma; mas lo que merecía esta alma y quién estaba dentro de ella, si yo no me tapara los ojos con las vanidades de la vida para verlo, no lo entendía. Que, a mi parecer, si como ahora entiendo que en este palacio pequeñito de mi alma cabe tan gran Rey, que no le dejara tantas veces solo, alguna me estuviera con Él, y más procurara que no estuviera tan sucia. Mas ¡qué cosa de tanta admiración, quien hinchiera mil mundos y muy mucho más con su grandeza, encerrarse en una cosa tan pequeña! A la verdad, como es Señor, consigo trae la libertad, y como nos ama, hácese a nuestra medida» (C 28,11).
- ¿Es también oscura para ti la presencia de Dios en tu interior?
- ¿Le dejas solo? ¿Sabes estar con Él?
- ¿Te sorprende que todo un Dios se haga a tu medida? Momento de silencio
III.- ACÉRCATE A JESÚS
Gesto: El grupo de coloca de tal modo que pueda mirar al Cristo que preside la iglesia.
¿Dónde está Jesús? Buscándote.
¿Dónde estás tú? Buscándole, mirándole.
- Quizás te pase como a Teresa: «No bastaban mis determinaciones», «todas mis determinaciones me aprovechaban poco», «buscaba remedios». Haz la experiencia de la misericordia. Deja que tu casa se sosiegue al encontrarte con Jesús.
- «Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir: es ayuda y da esfuerzo; nunca falta; es amigo verdadero. Y veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita. Muy muy muchas veces lo he visto por experiencia. Hámelo dicho el Señor. He visto claro que por esta puerta hemos de entrar, si queremos nos muestre la soberana Majestad grandes secretos. Así que vuestra merced, señor, no quiera otro camino, aunque esté en la cumbre de contemplación; por aquí va seguro. Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes. Él le enseñará. Mirando su vida, es el mejor dechado. ¿Qué más queremos de un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí» (V 22,6-7).
Pregúntate qué ha enamorado a Jesús de ti.
- «Miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle, que Su Majestad dejó de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias. No nos cansemos nosotros de recibir» (V 19,15).
- Pon «los ojos en Él» (V 35,14).»Mira que te mira» (V 13,22).
- No tengas miedo, que «no se espanta de las flaquezas de los hombres» (V 37,6). -No dudes que está junto a ti (cf V 27,3).
- «Mira a quien sabes que te ama» (V 8,5).
- Que estés con Él. «Esto es lo que quiere» (V 17,4).
Canción:
Mira, que te mira, mira que te mira, mira que te mira, mírale. Acompáñale y háblale y pídele sé humilde y habla con Él.
Momento de silencio.
Reflexión: «¿Qué hace, Señor mío, quien no se deshace toda por Vos? ¡Y qué de ello, qué de ello, qué de ello -y otras mil veces lo puedo decir- me falta para esto!» (V 39,6).
Oración: «¡Oh Señor mío y bien mío! ¡Que no puedo decir esto sin lágrimas y gran regalo de mi alma! ¡Que queráis Vos, Señor, estar así con nosotros, y estáis en el Sacramento, y si no es por nuestra culpa nos podemos gozar con Vos, y que Vos os holgáis con nosotros, pues decís ser vuestro deleite estar con los hijos de los hombres. ¡Oh Señor mío! ¿Qué es esto? Siempre que oigo esta palabra me es gran consuelo, aun cuando era muy perdida» (V 14,10).
IV.- ACÉRCATE A LA HUMANIDAD
Formamos un círculo de silencio
Miramos la humanidad con la mística de los ojos abiertos, como lo hacía Teresa de Jesús. Escuchamos su grito teologal: «Estáse ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, pues le levantan mil testimonios, quieren poner a su Iglesia por el suelo… No es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia» (C 1,5).
«Llegada un alma aquí, no es sólo deseos los que tiene por Dios; Su Majestad la da fuerzas para ponerlos por obra. No se le pone cosa delante, en que piense le sirve, a que no se abalance; y no hace nada, porque como digo ve claro que no es todo nada, sino contentar a Dios».
«Fortaleced Vos mi alma y disponedla primero, Bien de todos los bienes y Jesús mío, y ordenad luego modos cómo haga algo por Vos, que no hay ya quien sufra recibir tanto y no pagar nada. Cueste lo que costare, Señor, no queráis que vaya delante de Vos tan vacías las manos, pues conforme a las obras se ha de dar el premio» (V 21,5).
Reflexión:
- ¿Qué te duele ante «las grandes tempestades como ahora tiene la Iglesia»? (V 13,21).
- ¿Cómo reaccionar ante lo que ves en el mundo?
- ¿Haces eso poquito que está en ti?
Momento de silencio
Oración: «Aquí está mi vida, aquí está mi honra y mi voluntad; todo os lo he dado, vuestra soy, disponed de mí conforme a la vuestra. Bien veo yo, mi Señor, lo poco que puedo; mas llegada a Vos, subida en esta atalaya adonde se ven verdades, no os apartando de mí, todo lo podré» (V 21,5).
V.- CONFESIONES
VI.- ACCIÓN DE GRACIAS
«Aquí querría el alma que todos la viesen y entendiesen su gloria para alabanzas de Dios, y que la ayudasen a ella, y darles parte de su gozo, porque no puede tanto gozar» (V 16,3).
VII.- FELICITACIÓN A TERESA EN EL DÍA DE SU CUMPLEAÑOS
El grupo se coloca alrededor de la imagen de la Santa
- Música de violín para ella.
- Alabanzas a Teresa
- Aplauso.
- Petición de su bendición: «que nos eche su bendición».