«Su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal libro, que deja impreso lo que se ha de leer y hacer, de manera que no se puede olvidar!» (V 26,5). Represéntate a Cristo delante de ti.
«No dejen de considerar muchas veces la Pasión y vida de Cristo, que es de donde nos ha venido y viene todo bien» (V 13,13).
Siempre que pienses de Él,
acuérdate de su amor por ti, que amor saca amor.
Acostúmbrate a enamorarte de su humanidad.
Tráele siempre contigo.
Mira que te mira.
Acompáñale.
Habla con Él.
Pídele por tus necesidades.
Quéjate a Él de tus trabajos.
Alégrate de estar con Él.
No te olvides de Él en esta hora.
Dile palabras que te salgan del corazón
(Vida 12,2 y 13,22).
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