Lunes, 1 de abril
“Las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo: «Alegraos»” (Mt 28, 8-9).
El encuentro con el Resucitado cambia los miedos en anuncio gozoso. Abre tus oídos y deja que resuene en tus adentros esta palabra: ¡Alégrate! Cuando se ve la alegría se ve la fe. Tu alegría puede ser el sendero que lleve a muchos a encontrar a Jesús.
Jesús, tú haces nuevas todas las cosas. Tú alegras mi corazón. Tú eres la Resurrección y la Vida. Tú eres mi vida. Tú eres mi esperanza
Martes, 2 de abril
“María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto»” (Jn 20, 17-18).
Una mujer, a quien Jesús amó y levantó en su dignidad, responde a ese amor buscando a su Amado. Jesús se encuentra con ella y la envía a anunciar que Él vive y que el amor y la vida triunfan siempre sobre el odio y la muerte. Jesús es el Señor de la vida. Él lo llena todo.
En cada amanecer levanto mi alma a Ti, mi Señor. Todo lo espero de tu Amor.
Miércoles, 3 de abril
“Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan” (Lc 24,35)
Jesús se hace compañero de camino de los que se marchaban desalentados. Su palabra penetra en su desencanto y la vida vuelve a sonreír en su interior. Del desencanto pasaron al agradecimiento, de la desilusión a la esperanza. Todo fue fruto del encuentro con Jesús.
Jesús, por tu cercanía y tu palabra, por tu pan partido y repartido, me ha nacido una historia que cuento a todos.
Jueves, 4 de abril
“Vosotros sois testigos de esto” (Lc 24,48)
¿Cómo curar en los discípulos el fracaso de la cruz? Solo con paz. Jesús les regala su paz y cercanía. No están solos. Hay personas que son testigos de paz y esperanza, de bondad y perdón, de solidaridad y lucha por la justicia. ¿Será en su casa donde se esconde Jesús?
Si te escondes en mi vida, Señor, ¿por qué te busco fuera de ella?
Viernes, 5 de abril
“Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor» (Jn 21,8)
El que ama descubre la presencia de Dios en su vida y en todo lo que le rodea. Jesús siempre está en nuestra orilla y nos espera con su amistad. Llega de forma gratuita e inesperada. Mira tu vida cotidiana con calma, para que descubras su presencia.
Con el candil de la fe encendido te espero para llamarte ‘mi Señor’ cuando llegues.
Sábado, 6 de abril
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15)
El amor sembrado por Jesús en los suyos termina en envío misionero. En cada amanecer, Jesús Resucitado, nos sorprende con su presencia y nos envía con un solo mandato: ‘amaos’. Comunica hoy con alguien lo que sabes y vives de Jesús. No te lo guardes. Recuerda rostros concretos de hombres y mujeres, misioneros del Evangelio…
Te alabo y te bendigo, Jesús, por tu confianza en mí. Dame tu fuerza, dame tu Espíritu.