Lunes, 8 de abril
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios (Lc 1, 31).
María fué saludada y mirada por el Amor de Dios, que obró en ella maravillas, porque nada es imposible para Él. En ella floreció Jesús, el Salvador. Ella nos acompaña y enseña a vivir confiadamente en las Manos de Dios y a decirle: ¡Hágase en mí, tu Amor, Dios mío!. ¡Hágase en mí, tu querer, mi Dios!
Quiero decir sí al Plan de Dios en mi vida, como tu María. Quiero abandonarme en él, tal y como soy, como tú María.
Martes, 9 de abril
«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu» (Jn 3,7.8).
Necesitamos la ayuda del Espíritu para explicar las cosas del Reino. Necesitamos un proceso de conversión para acoger y hacer crecer en nuestra vida a Cristo Jesús.
Jesús, como Nicodemo soy lento de mente y de corazón para comprender tu lenguaje. Tu Palabra resulta dura a mi pobre inteligencia humana. Dame la luz de tu Espíritu Santo.
Miércoles, 10 de abril
“Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).
En Jesús se manifiesta el amor hasta el fin; sus obras a favor de cada ser humano muestran su unión con el Padre. La humanidad espera que surjan personas capaces de mirarlo todo y a todos como Dios mira. El mirar de Dios es amar. Cultiva hoy los gestos sencillos y la palabra amable y sincera. Es una forma sencilla de comunicar a tu alrededor los dones del Espíritu.
Te dejo espacio y Tú transformas mi vida. Busco la verdad y Tú me llenas de luz. Se extiende el gozo de ver salir el sol de tu amor.
Jueves, 11 de abril
“El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida” (Jn 3,34).
La fe es un don. Se encarna en quien abre la puerta y acoge las sorpresas. Dios se nos da a lo grande. Jesús nos regala el Espíritu sin medida. En este derroche de gracia descubrimos lo que Dios quiere de nosotros. Intenta hoy compartir con alguien tu fe y alégrate por tan hermoso don.
Orar es saber que el agua del Espíritu vivifica y alienta toda semilla que ponemos cada día en los surcos del mundo.
Viernes, 12 de abril
“Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado” (Jn 6,11-12)
Jesús inicia la fiesta del compartir. Un pequeño gesto hace llegar el amor del Padre a todos; comienza la vida del Espíritu. Siempre que se comparte aparece el milagro, se asoma la novedad de Dios en la tierra, se generan hombres y mujeres libres llamados también a compartir. Continúa hoy el gesto de Jesús: comparte tu vida con los demás.
Te doy gracias y descubro que todo es gracia. Te doy gracias y descubro que todo es para todos.
Sábado, 13 de abril
«Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando… Pero él les dijo: Soy yo, no temáis» (Jn 6, 17. 20).
Es de noche y Jesús se acerca. En toda noche, Jesús es presencia de paz. Con su presencia ilumina, por medio de su amor, las conciencias. Con qué fuerza resuenan en el corazón de la comunidad las palabras de Jesús: «No temáis», «Soy yo». Frente a todo abandono de los discípulos por temor, aparece la fidelidad de Jesús de estar siempre con sus amigos, porque su amor es fiel.
Abrazo compasivo/a mis miedos y los pongo ante tu mirada, así poco a poco, brota la confianza escondida en el interior.