Lunes, 15 de abril
«La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que Él ha enviado» (Jn 6,29).
Jesús comunica la intimidad de Dios, invita a apoyarnos en su visible testimonio. La fe es gracia y tarea, luz para las crisis, canción para el camino y tarea misionera. Siempre que puedas, oye el testimonio de fe de los que viven en tu comunidad cristiana y comparte el tuyo con sencillez. La brasa se hace llama cuando alguien sopla sobre ella.
Creo en ti, Señor Jesús. Espero en ti, Señor Jesús. Te amo.
Martes, 16 de abril
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí No tendrá sed jamás» (Jn 6,35).
Jesús da la vida, sin condiciones, gratuitamente, al ciego y al inválido. El pan que Jesús nos da expresa el amor de Dios creador. No puede quedar encerrado en nuestro propio interés. El pan está llamado a ser siempre pan nuestro, experiencia compartida, amor que se extiende. Porque el pan es el mismo Jesús, don continuo del amor del Padre a la humanidad.
Enséñame, Señor, que el pan y el perdón son caminos de ida y vuelta. Los recibimos de Ti gratuitamente y los damos también gratuitamente.
Miércoles, 17 de abril
“Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás” (Jn 6,35).
Jesús se presenta como el sustento espiritual que satisface nuestras necesidades más profundas, que nutre y da vida eterna. Él es la fuente de vida y satisfacción para el alma. Al acercarnos a Él con fe, encontramos vida abundante y eterna. Su amor y gracia son inagotables, y su presencia llena nuestras almas de paz y alegría.
Señor, tu amor ensancha mi capacidad de amar. Juntos vamos sembrando vida por los caminos. Gracias. ¡Aleluya!
Jueves, 18 de abril
“Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día… Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí” (Jn 6, 44-45).
El Padre y el Espíritu nos empujan hacia Jesús, para que gocemos de su amor. Sólo Jesús da sentido a nuestras vidas. Quien oye estas llamadas y las pone en práctica, empieza a caminar de otra manera. Pasa hoy por la vida haciendo el bien, como Jesús.
Juntos andemos, Señor. Por donde tú vayas, tengo que ir; por donde tú pases, tengo que pasar. Dame tu mano y la fuerza de tu Espíritu.
Viernes, 19 de abril
“Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre” (Jn 6, 57-58).
Jesús preparó un banquete para todos los pueblos. Pero la comida la puso él. Era su vida entregada, su cuerpo y su sangre, lo que estaba sobre la mesa. En la eucaristía de Jesús había mucho amor, hay mucho amor. Participa hoy en la eucaristía. Contempla la entrega apasionada de Dios.
Comeré tu pan, Señor, para vivir, para soñar que yo también quiero ser pan para otros. Dime cómo dejarme comer poco a poco entregándolo todo.
Sábado, 20 de abril
“Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6,68-69).
Ante la perspectiva de la cruz muchos abandonan a Jesús. Jesús está animado por el Espíritu y tiene capacidad para entregar la vida, para amar. Los que están animados por el Espíritu son capaces de entregar la vida. De su entrega surge un mundo nuevo y más feliz.
Orar es descubrir que la vida está en Jesús, es optar por seguir cerca de Jesús, es construir un mundo nuevo.