TU AMOR NOS SOBRECOGE
Hora incómoda, hora de amor del bueno, ese que aparece en los momentos difíciles. ¡Hora con Jesús! Es Él quien nos invita:
«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo» (Mt 26,38)
Jesús, queremos acompañarte en la oración de esta noche
Te hemos seguido hasta ahora. Pero esta noche te notamos distinto, te sentimos con mucha tristeza. No estás en tu mejor momento; has tenido otros momentos mejores, que siempre has compartido con nosotros. Ahora la tristeza se asoma a tus ojos. Ahora nos pides que estemos contigo, que no tengamos prisa ni sueño, ni cobardía ni miedos.
Quieres que estemos junto a ti. Sin decir nada. Abiertos al misterio del Padre, cuyos caminos son tan oscuros. ¡Cómo nos cuesta, Jesús, estar contigo en esta hora tan triste! Preferiríamos hacer mil cosas antes que estar con la gente que sufre y lo pasa mal.
Momento de silencio largo para pedir a Jesús que nos purifique de los miedos y cobardías, que nos atenazan.
Canto repetitivo: UBI CARITAS ET AMOR, UBI CARITAS, DEUS IBI EST.
Hora santa, hora del amor
Hora de los porqués, de las memorias más hondas, hora necesaria para no caer en la tentación. ¡Hora con Jesús! Él es quien nos dice:
«Orad, para no caer en la tentación» (Lc 22,40).
Recordamos tus palabras, tus gestos, tu vida de entrega. Nos has mirado, te has metido en nuestra entraña, nos has curado. Has despertado lo mejor de nosotros. Junto a ti se ha asomado el gozo a nuestros labios.
Nos has enseñado a mirar la vida con nuevos ojos. ¡Cuántas veces nos has llevado al asombro! ¿Cómo podemos, ahora, mantenernos al margen de tu dolor?
Dejarte solo sería la mayor tentación, el mayor abandono. Además, ¿acaso tu dolor, como toda tu vida, no es por nosotros? Dejarte solo sería nuestra muerte, pues ¿a dónde iríamos a beber el agua que solo en tu fuente hemos gustado?
Momento de silencio largo para agradecer a Jesús tanto amor, tanta vida.
Canto repetitivo: UBI CARITAS ET AMOR, UBI CARITAS, DEUS IBI EST.
Hora santa, hora del amor callado
Hora de Jesús, hora nuestra, hora del grano de trigo que muere para dar fruto, hora del servicio. Jesús nos lo dice:
«Como yo os he amado, amaos también los unos a los otros» (Jn 13,34).
¿Qué podemos hacer contigo? No tienes palabras, ni siquiera mirada. Tu vida se está rompiendo a pedazos. Tu gesto de partir el pan y de repartir la copa no ha sido teatro.
¿Qué podemos hacer por ti? Estar, sencillamente estar. Hablando el lenguaje del callado amor, que es el Tú más oyes. Te adoramos. Te alabamos. Te agradecemos.
Abrimos las manos para acoger tu sangre, que limpia nuestros temores e infidelidades.
Momento de silencio largo para estar con Jesús, en asombro adorador.
Canto repetitivo: UBI CARITAS ET AMOR, UBI CARITAS, DEUS IBI EST.
¿Qué nos pasa, Jesús? Estás mudo, pero en el silencio tu Palabra sigue resonando en nuestro corazón. Estás herido, pero tus heridas han curado las nuestras.
Estás abajado, más que nunca, pero al lavar nuestros pies ha desparecido el cansancio y la culpabilidad y ha brotado una alegría desconocida.
Aquí estamos, Señor, para hacer tu voluntad. ¡Juntos andemos, Señor!