El siervo de Dios vive como pobre, viste como pobre, para ayudar a los pobres (Juan Collel, fundador de las Siervas del Sagrado Corazón).
Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
También en la oración se cuelan las ambiciones personales, las pretensiones de grandeza. Puestos de honor, búsqueda de gloria, deseo de que nuestro nombre esté en boca de muchos… todo eso es expresión de mundanidad espiritual y de un seguimiento de Jesús mal entendido. Cuando el propio yo se levanta por encima del amor solidario, cuando la propia gloria oscurece la dignidad de los pequeños, entonces hay mucha hojarasca en nuestra oración. Necesitamos conversión. Jesús, ponnos en verdad.
No sabéis lo que pedís.
Tanto tiempo orando y no sabemos lo que pedimos. Jesús nos invita a entrar en las grandes peticiones de los hijos de Dios, las del Padrenuestro. El Espíritu Santo, que ora en nosotros, nos susurra en el interior lo que tenemos que pedir para nuestro bien y para el bien de todos. Teresa de Jesús también nos da pistas para aprender a orar. La humildad, que es andar en verdad (6Moradas 10,7) va siempre unida a la generosidad para pedir y hacer lo que contribuya al bien de todos. No es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia (Camino 1,5).
Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Nos rodea una lógica de dominio que no es la de Jesús; si esta manera de vivir entra en el corazón de la oración estamos perdidos. La injusticia y la opresión meten más ruido, dan la espalda a Dios y a los pequeños de la tierra. Pero Jesús prepara en nuestra interioridad una respuesta que tiene la frescura y novedad del Evangelio. Espíritu Santo; tú nos propones otra melodía: SERVIR.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Una autoridad que ayuda a liberar, una grandeza que engrandece a los pequeños, eso es lo que tiene que ver con Jesús. Mover el mundo en una danza hacia el bien, dar testimonio del amor, ser discípulos misioneros, vivir sirviendo para cambiar el mundo, eso es lo que mantiene vivo el recuerdo de Jesús en la historia. El programa de los orantes es solo el Evangelio, es permitir que el Espíritu cree una manera de vivir sirviendo. Cada persona que sirve es una misión. Jesús, acogemos tu reclamo, aquí y ahora.
El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.
No imaginábamos a Jesús con estos ropajes de siervo, ofreciéndose, poniéndose en medio como quien sirve. Servir y dar la vida: un camino distinto, un camino de grandeza sorprendente, el camino de Jesús, el camino de los orantes, el camino misionero. Servir y dar la vida: una llama de amor y de bondad, una fe que da vida al mundo, una fuente de alegría. El cambio nace de los corazones donde ha entrado Jesús. ¿Nos animamos a soñar nuestra vida como siervos, descubriendo cada día el placer de servir? Cuenta lo que has visto y oído (Domund).
Feliz día del DOMUND – CIPE, octubre 2021