Dichoso el hombre que piensa en la sabiduría y pretende la prudencia, el que presta atención a sus caminos y se fija en sus sendas.
Ella lo alimentará con pan de sensatez y le dará a beber agua de prudencia; apoyado en ella no vacilará y confiado en ella no fracasará; lo ensalzará sobre sus compañeros, y el Señor, nuestro Dios, le dará un nombre perdurable.