Salmo 146, 1-6

¿Cómo acercarnos?

  • Con frecuencia vemos pasar por nuestro lado a gente escuchando música; parece embebida, metida en lo que experimenta.
  • Cuando algo nos engancha, nuestra mente y sentimientos se centran en ello.
  • ¡Qué bien nos haría meternos un poco en el Evangelio y advertir que su mensaje liberador es como una música alegre que despierta en nosotros el gozo de la alabanza!

Adviento es camino de alabanza

Leerlo

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel

Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.

Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.

¿Cómo orarlo?

  • Alaba al Señor cantando alguna canción que motive tu alegría y esperanza.
  • Deja que resuene dentro de ti las acciones de Dios que proclama el salmista: «Dios reconstruye, reúne, sana, venda, cuenta, llama, sostiene y humilla».
  • Dile al Señor que sane tu corazón, que cure tus heridas, que ponga música callada en tu interior.

¿Cómo vivirlo?

Abre tu vida a la dicha, a la música a la alabanza. «Feliz aquel que por amor padece por el Hijo de Dios todo lo que padece, de modo que falte en su corazón la queja, y esté en su boca la acción de gracias y la voz de la alabanza»(San Bernardo).

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