¿Cómo acercarnos?
- A Dios le gusta la humildad, «porque Dios es suma Verdad, y la humildad es andar en verdad» (Santa Teresa).
- La vida nos presenta a menudo suficientes situaciones para instalarnos en la soberbia, para creernos mejores que los demás. Pero la vida nos ofrece también muchas oportunidades para ser humildes.
- La oración es una de ellas. Nos pone como discípulos ante Jesús. Lo que cuenta no es cómo nos vemos nosotros o como vemos a los demás; lo que cuenta es cómo nos ve y cómo nos quiere Dios.
Adviento es un camino de lealtad
Leerlo
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
¿Cómo orarlo?
- Aventúrate a ser guiado por Jesús, camina en su luz.
- Dile al Señor cada mañana que te enseñe sus caminos. No pierdas tiempo en intentar acomodar a Dios a tu vida; hazlo al revés y encontrarás el gozo.
- Lee con calma la Palabra de Dios. Es una forma excelente de aprender.
- Descúbrele al Señor tu pecado. También ahí quiere mostrar su ternura.
¿Cómo vivirlo?
El Señor nos enseña a orar y a vivir. Oración y vida van juntas, se dan la mano.»Si estás en éxtasis y tu hermano te necesita ayuda, deja tu éxtasis y vete a prestar ayuda al hermano. El Dios que dejas es menos seguro que el Dios que encuentras» (Ruysbroeck). El Señor nos enseña a orar y a vivir de forma agradecida: «La vida me había tirado por tierra, pero el encuentro con Cristo me ha dado fuerzas para retomarla otra vez, agradecidamente… He aprendido a amar la vida desde que sé para qué vivo» (Edith Stein).