Domingo, 27 de marzo
«Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado» (Lc 15, 31-32)
Cuando nos creemos mejores que los demás, excluimos, no sabemos amar. Cuando creemos en el amor del Padre no podemos excluir a nadie de la fraternidad. ¿Aprenderemos a vivir en comunidades acogedoras, con más ternura que recelo hacia los que buscan al Padre entre interrogantes y son buscados por él con una pasión de amor infinita?
Gracias, Jesús, por esta gozada de Padre que nos has revelado
Lunes, 28 de marzo
“El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino” (Jn 4,50)
Los gestos sencillos, las palabras de verdad, abren el camino al Espíritu. Así hizo el funcionario real que presentó a Jesús una necesidad vital de un criado. Hoy podemos hablar con Jesús de lo que llevamos en el corazón, como hacemos con un amigo: eso es orar. Hoy escuchamos la palabra de Jesús: eso es orar. Hoy nos atrevemos a ir donde Jesús nos pida: eso es anunciar el Evangelio.
Martes, 29 de marzo
“Y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado” (Jn 5,15)
El Espíritu trabaja el corazón de las personas. En este caso a un inválido que no sabía ni hablar. Con el paso de los años le había invadido una dañina tristeza y un hondo pesimismo. No tenía palabra. Llevaba treinta ocho años en la lista de espera. Jesús fue directo a él y lo sanó. El estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Cada día tenemos la oportunidad de ser una Iglesia de la cercanía.
Miércoles, 30 de marzo
“Mi Padre sigue actuando y yo también actúo” (Jn 5,17)
El Espíritu nos infunde la valentía para ser amigos de Jesús frente al fanatismo y la intolerancia. Jesús se juega la vida en lo que hace. La fortaleza le viene de actuar como el Padre actúa. Dios es fuente de vida y Jesús da vida a manos llenas. Dios no se ha alejado de este mundo. El Espíritu Santo nos ama. El Sínodo es un tiempo habitado por el Espíritu.
Jueves, 31 de marzo
“Las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí” (Jn 5,36)
Cuando el Espíritu nos abre el corazón al Evangelio, comienza el testimonio, el mundo cambia, resucita. Las obras de Jesús reflejan lo que él es. Las obras dicen que solo pueden nacer del Padre. A los que pelean con Jesús, Dios no les importa. ¿Qué dicen nuestras obras? ¿Qué dicen de Dios? ¿Abren porvenir a los que no lo tienen?
Viernes, 1 de abril
“Yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía” (Jn 7,28)
El Espíritu nos envía, nos da la fortaleza para no sucumbir en las horas difíciles. Nos enseña a fiarnos del Padre, como hace Jesús cuando viene la contradicción. La libertad de Jesús es provocativa, habla abiertamente. La experiencia que hagamos de Dios es fundamental para mantenernos fieles en las horas oscuras de la vida. Saber que el Padre está con nosotros nos ayuda a crecer en la fe.
Sábado, 2 de abril
“Jamás ha hablado nadie como ese hombre” (Jn 7,46)
El Espíritu siempre habla bien de nosotros, por eso mantiene viva en nosotros la memoria de Jesús, el que hablaba como nadie. Los que presumen de conocer a Dios quieren eliminar a Jesús, lo tachan de impostor. Pero la palabra de Jesús no está encadenada por el miedo. Es una suerte muy grande tomar con Jesús las decisiones importantes de nuestra vida.
Escucha este Evangelio con textos de los Místicos y una canción en la App Evangelio orado