Miércoles, 2 de marzo
“Cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara” (Mt 6,17)
Comienza el camino de Cuaresma bajo la mirada del Padre y a la luz del Evangelio. Jesús es buen compañero y el Espíritu Santo excelente guía. El lenguaje que Dios más oye es el callado amor. Unámonos en el camino del bien, en la oración, en el amor fraterno. Nos brotará una alegría grande y la necesidad de compartirla.
Jueves, 3 de marzo
“El que pierda su vida por mi causa la salvará” (Lc 9,24)
Vivimos tiempo de contradicción, la pandemia nos ha hecho cuidar nuestra vida por encima de la necesidad vital de estar juntos. Nos viene bien que Jesús nos recuerde esta bendita contradicción: “El que pierda su vida por mi causa, la salvará”.
Viernes, 4 de marzo
“¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?” (Mt 9,15)
Muchas veces nos han presentado a Jesús demasiado serio, como si estuviera toda la vida sufriendo. Es imposible que no tuviera el corazón rebosante de gozo, un gozo que contagiaba y le gustaba provocar en cuantos se acercaban a él.
Sábado, 5 de marzo
“Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa” (Lc 5,29)
La alegría del encuentro con Jesús siempre nos invita a descubrir la alegría del encuentro con los demás. Cuando estamos juntos la fiesta está asegurada, lo de menos es lo que haya en la mesa.
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La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Para nuestro camino cuaresmal de 2022 nos hará bien reflexionar sobre la exhortación de san Pablo a los gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a).