Lunes, 17 de marzo
“Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36)
La misericordia es la forma que tiene el Espíritu de mirar nuestra debilidad. Cada vez que nos equivocamos nos recuerda que la compasión es lo que mejor desvela el corazón del Padre. Pase lo que pase, nos dice, Dios nunca se cansa de perdonar y nos permite comenzar de nuevo. Que descubramos hoy la mirada llena de amor del Padre, que corramos a recibir su abrazo incondicional.
Danos, Señor, un corazón de carne. Espíritu Santo, muévenos a la compasión y a la ternura. ¡Hay tanta necesidad de amor!
Martes, 18 de marzo
“El primero entre vosotros será vuestro servidor” (Mt 23,11)
Los vientos del Espíritu están siempre soplando. Nos empujan hacia Jesús, que está en medio como el que sirve; nos llevan a vivir en la verdad, respaldando la palabra con la vida. La fecundidad de los cristianos pasa por el servicio. Que descubramos la alegría de servir juntos a los hermanos, cada uno en la medida que pueda, todos con la oración.
Enséñanos, Jesús, a servir con alegría. Queremos poner nuestros pies en tus pisadas. Hemos experimentado el gozo de servir y no queremos perderlo. Gracias por tu ejemplo.
Miércoles, 19 de marzo
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
“Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor” (Mt 1, 24).
El Espíritu nos regala la figura de José, guardián de nuestras debilidades, soñador en la noche de los sueños de Dios, valiente para tomar decisiones en momentos difíciles. Pedimos a san José que nos dé la capacidad de soñar cosas grandes para la Iglesia, para la humanidad, para que te acerques a las cosas que Dios sueña para nosotros.
Señor, que nuestras noches, vividas a la luz de la fe, se conviertan en noches de salvación para todos, integrando libertad, verdad y amor.
Jueves, 20 de marzo
“Había un hombre rico… y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal” (Lc 16,19-20)
El Espíritu mueve a reconocer a Jesús en los desdichados que están a la puerta. Cuando nos dejamos guiar con sencillez por él, nos da un corazón nuevo, solidario. ¿Cuándo superamos el escándalo de tener ojos que no ven? En la Iglesia y en la sociedad estamos en el mismo camino unos al lado de los otros, sin dejar a nadie al margen.
Espíritu Santo, queremos trabajar en equipo contigo para poner amor donde no lo hay.
Viernes, 21 de marzo
“Por último, les mandó a su hijo” (Mt 21,37)
El Padre nos envió a su hijo para crear comunidad, derribar muros, promover encuentros. El Espíritu nos invita a poner los ojos en Jesús: locura de amor entregado. Nos avisa para que cambiemos de rumbo. Damos permiso al Espíritu para que nos lleve de la superficialidad a la hondura, de las palabras a las obras.
Jesús, peregrino de amor, gracias por querer entrar en nuestra historia, gracias por seguir siempre con nosotros.
Sábado, 22 de marzo
“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado” ( Lc 15, 31-32).
El padre olvida la larga lejanía y se funde en un abrazo con el hijo que ya cree que no merece serlo. Pero el padre lo reviste de la dignidad y celebra una fiesta. Dios es feliz haciendo de padre siempre. También con el hijo molesto con él. Se preocupa de cosas materiales, cuando en realidad ha estado gozando constantemente de su relación paternal.
Padre, ayúdame a entender y vivir tu cercanía. Y, si a veces me alejo de ti y me distraigo, asiéndome a bagatelas o frivolidades de mi entorno, remueve pronto mi conciencia para volver a ti y me revistas de la túnica, el anillo y las sandalias de tu amor de padre.