JESÚS ES LA LUZ DEL MUNDO Y ALUMBRA NUESTRA OSCURIDAD

CELEBRACIONES ORANTES EN LA CUARESMA

«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8, 12).

  • Realidad iluminada por la Palabra de Dios

La realidad que nos rodea está envuelta entre luces y sombras. Los acontecimientos se suceden vertiginosamente, y no alcanzamos a comprenderlos, nos desbordan. Sin salir de la pandemia que ha globalizado a la humanidad, la guerra se ha acercado a nuestras casas y las bombas estremecen el corazón. El miedo, la desconfianza y el desánimo nos paralizan. A veces sentimos el corazón roto, dividido y solitario por no confiar en Dios y no abrirnos a los hermanos. Los deseos y proyectos que llevamos dentro, necesitan luz y paz. Jesús es la luz que alumbra nuestras tinieblas.

Canto: Enciende la llama de tu amor, Señor, de tu amor, Señor, en nuestra oscuridad. Taizé

¡Qué necesaria es la luz! ¿Pero dónde se esconde la luz cuando aparecen el llanto, el hambre, la guerra?
¿Dónde se duerme la luz cuando aparece la noche?
¿Por qué tantas veces preferimos las tinieblas?
El orgullo, el desamor y la ambición nos hunden en la oscuridad.

Canto: Enciende la llama de tu amor, Señor, de tu amor, Señor, en nuestra oscuridad. Taizé

Todavía no hemos aprendido a ser hermanos.
Siguen en el mundo el hambre, la violencia, los conflictos bélicos, las guerras que destruyen y dividen a la humanidad. 
¿Por dónde se va a la casa de la luz?
Jesús responde: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,2).

LÁMPARA ES TU PALABRA PARA MIS PASOS. (Ain Karem, CD: Según tu Palabra, nº 4)

Gesto: Una persona entra con la Luz y la Palabra

Proclamación de la Palabra

DEL EVANGELIO DE SAN JUAN 8, 12-20

“EN aquel tiempo, Jesús habló a los fariseos, diciendo:
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
Le dijeron los fariseos:
«Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero».
Jesús les contestó:
«Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».
Ellos le preguntaban:
«¿Dónde está tu Padre?».
Jesús contestó:
«Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».
Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora”.

Momento de silencio para interiorizar la Palabra

Comentario al Evangelio del día. Pedro Ángel Deza, ocd.

Testimonio: “Seguir a Jesús en la vida contemplativa es luz para nuestro mundo que camina a oscuras”.
José Luis Galiana, monje del Monasterio San Pedro de Cardeña

Oración: JESÚS, TÚ ERES NUESTRA LUZ (Todos)

Tu luz, Jesús, ha entrado
hasta la entraña más herida de nuestro mundo
y la oscuridad retrocede avergonzada.
La realidad de la noche sigue ahí,
pero ha perdido su fuerza amenazadora,
está habitada por la claridad de tu presencia.
Estar contigo, Jesús, es percibir la luz, alegrar la vida.
No todo lo tenemos claro,
pero Tú caminas con nosotros y eres la luz.
Señor Jesús, ábrenos el corazón.
Enséñanos a ver la vida como Tú la ves.
Cuando la mirada se nos enturbia
te gritamos ¡Señor, quiero ver!
Contigo cuidamos las horas oscuras del dolor,
de la soledad, del abandono.
Contigo acogemos el fracaso, la fragilidad, los límites.
Sabemos que la luz es tuya, Jesús.
No poseemos la luz.
La compartimos como hermanos,
para que a nadie le falte la esperanza.
Queremos caminar en la noche
alumbrados por la sed de tu amor. Amén.

ENVÍO

Cada uno de nosotros está llamado a recibir la luz divina para manifestarla con toda la vida. “La semilla de la nueva vida puesta en nosotros en el Bautismo es como la chispa de un fuego, que nos purifica primero a nosotros, quemando el mal que tenemos en el corazón, y nos permite brillar e iluminar” (Papa Francisco).

Canto.

Nos envías por el mundo
a anunciar la Buena Nueva. / (2)
Mil antorchas encendidas
y una nueva primavera. / (2)

Si la sal se vuelve sosa,
¿quién podrá salar el mundo? / (2)
Nuestra vida es levadura,
nuestro amor será fecundo. / (2)

Siendo siempre tus testigos
cumpliremos el destino. / (2)
Sembraremos de esperanza
y alegría los caminos. / (2)

Equipo CIPE

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