SEXTA SEMANA DE PASCUA

Lunes, 26 de mayo

Jesús deja el Espíritu de la verdad, como un perfume que guía a la verdad completa. El Espíritu, presente en la comunidad, asegura que el mensaje y la actuación de Jesús son la verdad que da luz al mundo. Hoy no entres en el juego de la mentira. Di la verdad y se limpiará el ambiente. Aprecia a los que dicen la verdad; favorece lo que tenga que ver con la verdad.

Ven, Espíritu Santo. Que la mentira del mundo no me alcance. Guíame a la verdad completa.

Martes, 27 de mayo

Cuando Jesús se va y parece que ya no puede darles nada, les da el regalo mejor: el Espíritu Defensor. El Espíritu, que les va a acompañar en el camino de la alegría, de la experiencia de Dios en lo más profundo de sí mismos. Él va a transformar su miedo en valiente testimonio.

Orar es acoger el don del Espíritu y aprender a caminar con su luz y verdad.

Miércoles, 28 de mayo

El Espíritu nos acerca a la verdad de Jesús, centro y meta del universo; nos empuja a recorrer terrenos inexplorados de la verdad de Jesús. En cada época nos sorprende con nuevos aspectos de su Evangelio. La verdad de Cristo, que el Espíritu Santo nos enseña y nos dona, atañe para siempre y totalmente nuestra vida cotidiana. Colócate cada mañana en la gracia. Tu verdad más honda es que eres hijo/a y hermano/a de todos. Al anochecer dedica unos momentos a recrear tu mayor regalo.

Te bendigo y te alabo, Padre, por haber puesto tu Espíritu en la persona humana.

Jueves, 29 de mayo

Jesús no oculta a sus amigos que llorarán y se lamentarán. En contraste con el mundo, cuya alegría refleja la satisfacción por su aparente victoria. Pero inmediatamente les anuncia la alegría. El será su alegría, y en la alegría encontrarán la fortaleza. «Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (EG 1). Canta a menudo, porque cantar es propio de los que aman.

En la mañana hazme escuchar tu gracia, que tu gozo sea hoy mi fortaleza.

Viernes, 30 de mayo

Los cristianos aguardamos con esperanza la promesa del Señor: ¡Volveré! En la oración discernimos los acontecimientos, los signos de los tiempos, para descubrir en ellos el susurro del Espíritu. Aguardamos el mundo nuevo.

Señor, gracias por la alegría que me brota de los adentros como un surtidor de vida. Ayúdame a contagiarla, Señor. Es tuya y por tanto nuestra.

Sábado, 31 de mayo

El ser humano tiene vocación de encuentro. Y también los pueblos y las culturas. Pero la humanidad está llena de heridas; son los desencuentros. La visita de María llena de luz la mañana. Plantéate el día como quien desea comunicar algo a los demás. Todo es nuevo cuando el saludo, las palabras, los gestos, participan de la frescura de la visita de María.

Tu visita es anunciadora de Evangelio. Tu visita despierta la alegría escondida. Visítame cada día, María. «Ayúdanos a decir nuestro sí».

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