Domingo, 10 de abril
“El centurión, al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo: Realmente, este hombre era justo” (Lc 23,47).
Un pagano, sin prejuicios, da gloria a Dios ante Jesús crucificado. Tiene el corazón limpio, ve, se acerca y da testimonio del verdadero. Donde muchos veían a un fracasado, él vio al justo. Seguro que esa mirada no se le borró nunca del corazón. El Espíritu lo adentró en la contemplación amorosa de Jesús crucificado y eso le dio vida.
Abre nuestros, Espíritu Santo, para ver a Jesús y entrar en el asombro de la fe.
Lunes, 11 de abril
“María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume” (Jn 12,3).
Una mujer entiende el amor gratuito de Jesús, y le responde enjugando con el perfume sus pies de peregrino de la buena noticia. “Si mi Amado es para mí, yo soy para mi Amado”.
Ven, Espíritu Santo de amor, dispón nuestros corazones a la escucha. Ven, Espíritu de santidad, renueva al santo Pueblo fiel de Dios. Ven, Espíritu creador, renueva la faz de la tierra. Amén.
Martes, 12 de abril
“Pedro suplicó: ‘Daré mi vida por ti’. Jesús le contestó: ‘¿Conque darás tu vida por mí?’ (Jn 13,37-38).
La noche es oscura, pero Jesús sigue amando. A pesar de nuestras infidelidades, Jesús nos llama a la unidad, a la comunión, que nace de sentirnos abrazados por el amor divino, que es único.
Te alabamos, Padre, en esta hora del amor traicionado. Concédenos, con la fuerza del Espíritu, que sigamos a Jesús en todo circunstancia. Juntos andemos, Señor.
Miércoles, 13 de abril
“Mientras comían dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar” (Mt 26,21).
Siempre es tiempo de conversión, de orientar la mirada hacia Jesús, nuestro Salvador. Judas va a poner la ternura de Jesús en manos destructoras. Con un beso rompe la comunión, pero el amor de Jesús es fiel. ¡Qué misterio!
Te invocamos, Espíritu Santo, con más fuerza y frecuencia, y nos disponemos a escuchaste con humildad, caminando juntos, con docilidad y valentía.
Jueves, 14 de abril
“Os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14).
El amor de Jesús no se queda en palabras, se convierte en pan partido y repartido, en lavatorio de los pies cansados de la humanidad doliente. ¡Cuánto nos hace falta hoy la oración de adoración!
Puestos a tus pies, Jesús, te adoramos en silencio. Ahí nos das creatividad para lavar los pies a los hermanos.
Viernes, 15 de abril
“Tomaron a Jesús, y cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera” donde lo crucificaron” (Jn 19,17).
La Cruz lo llena todo. No es un adorno, es mucho más. Es la señal que hemos hecho desde nuestro bautismo. Es el amor que atraviesa la humanidad. ¡Jesús está crucificado! Junto a él están millones de hombres y mujeres clavados también en la cruz.
Contemplamos, adoramos, en silencio.
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol do abrió sus bellos brazos,
y muerto se ha quedado asido dellos,
el pecho del amor muy lastimado (San Juan de la Cruz).
Sábado, 16 de abril
Silencio esperanzado, con María.
Toda nuestra ciencia consiste en saber esperar.
La última palabra la tiene la vida.
Cristo ya se asoma por los levantes de la aurora.
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