Lunes, 12 de septiembre
«Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; … Dilo de palabra, y mi criado quedará sano… Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe» (Lc 7,8.10).
Un centurión romano sabía respetar la fe del pueblo judío. Pero lo que maravilla a Jesús es su fe. ¡Qué fe tan bella y tan confiada! Todo un estímulo para ayudar a otros a creer. Fíjate en la gente que te rodea. Quizás hay creyentes de otras religiones. Respétalos, ámalos, dales tu ayuda.
Mi fe en ti, Jesús, me lleva a amar a todos. Cuando ayudo a los demás se fortalece mi fe.
Martes, 13 de septiembre
«Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores». Se acercó al ataúd, lo tocó y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» (Lc 7,13.14).
Jesús se compadece de una mujer que llora la muerte de su hijo. Lo hace con inmensa ternura. La palabra de Jesús es compasiva, comunica siempre la vida. Vete al encuentro de la gente que sufre. No esperes a mañana para hacerlo. Dales tu cercanía, tu sencillez. Pon vida en medio de toda muerte.
Junto a ti, Jesús, se respira la vida. Junto a ti, Jesús, no hay lugar para el llanto. Junto a ti, Jesús, encontramos a los hermanos.
Miércoles, 14 de septiembre
La Exaltación de la Santa Cruz
«Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único» (Jn 3,16)
Dios es puro amor. Es una fuente de vida, un manantial inagotable. La cruz de Jesús es la máxima expresión de amor. Y tú tienes que mirar al Crucificado, si quieres beber de la fuente de vida. Jesús levantado es el verdadero don de Dios a la humanidad para salvarla. Recuerda hoy a tantos crucificados de este mundo. Acércalos a tu corazón.
Abro mis manos para acoger tu amor. Amo a mis hermanos para agradecer tu amor.
Jueves, 15 de septiembre
Bienaventurada Virgen María de los Dolores
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre … Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre» (Lc 19,25. 26-27).
María está al pie de la cruz. Su corazón de madre ha seguido paso a paso el proceso itinerante de su Hijo. Peregrina de la fe y la esperanza ha vivido día tras día abandonada al querer de Dios. Dolorida bajo la cruz oye la última palabra del Hijo que la hace madre de todos los creyentes y nos recibe con ternura en sus brazos.
Madre de los creyentes, que siempre fuiste fiel, danos tu confianza, danos tu fe.
Viernes, 16 de septiembre
«Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando la Buena Noticia del Reino de Dios… lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que le ayudaban con sus bienes» (Lc 8,1)
Jesús es un peregrino que visita con alegría todos los lugares. Jesús va siempre al encuentro. No espera. Se adelanta y se ofrece. Tiene prisa por sembrar el gozo en los surcos del mundo. Vive tu fe con alegría. La tristeza quita las fuerzas, esconde el rostro de Dios a los ojos de las gentes. Haz lo que puedas por disminuir la tristeza de los demás.
Dame, Señor, tu Espíritu de fortaleza. Haz que mi vida se misionera de alegría. Que a todos les anuncie lo inmensidad de tu amor.
Sábado, 17 de septiembre
«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla… El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el ciento por uno” (Mt 8, 5.13).
Dios habla. Tiene ganas de decirse. Busca corazones abiertos donde depositar su semilla. Haz silencio para escuchar. Rumia la Palabra para que te cale dentro. Mira a Jesús que te comunica la vida. Guarda lo que te dice Jesús en el corazón, como María. Que la Palabra se haga vida en ti.
Me descalzo para escuchar. Te escucho para llenarme de ti. Te miro con amor. Sé que vas siempre conmigo. Gracias, Jesús, por todo.
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