Lunes, 15 de agosto
ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
“Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación” (Lc 1, 49.50).
Contigo María cantamos que Dios es nuestra casa, nuestro destino, nuestro futuro. Nos espera su abrazo de amor. Si los problemas de la humanidad nos roban la esperanza, te miramos a ti, mujer en la que se han cumplido las promesas y se recrea nuestra esperanza.
María, Virgen del «Magnificat», ayúdanos a llevar la alegría al mundo. María, puerta del cielo, ayúdanos a elevar la mirada a lo alto. Queremos ver a Jesús.
Martes, 16 de agosto
«Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios… Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?» (Mt 19, 23.25).
Necesitamos buscar a Dios sin nada, en silencio, en soledad, en el corazón de quienes se entregan gratuitamente a los demás. El amor no tiene precio, es gratuito. Quien gasta la vida por amor vive para siempre.
Te hago sitio, mi Dios. Tú eres mi riqueza. Señor, aquí está mi vida, tuya soy; haz de ella un canal que deje pasar tu vida y tu amor a los hermanos.
Miércoles, 17 de agosto
«Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido». Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo” (Mt 20, 18).
Dios nos llama a todos a trabajar en su viña. No importa si estamos en el amanecer o en el atardecer de nuestra existencia. Lo importante es que escuchemos su voz y nos dispongamos a colaborar con él en su proyecto de construir una sociedad humana más justa y solidaria.
Gracias, Señor, por contar con nosotros, por tomarnos en serio, por permitirnos estar en tu presencia. Ayúdanos a perseverar en tu servicio todos los días de nuestra vida. Amén.
Jueves, 18 de agosto
“El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir” (Mt 22, 2)
Conviérteme en pregonero de tu fiesta, Dios mío, donde haya flores y danzas, y pan para todos.
Viernes, 19 de agosto
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser»…»Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas» (Mt 22, 40).
Dios lleva a todos los seres humanos en su corazón. No se puede amar solo a Dios, sin amar a los hermanos. No seas una persona distinta cuando estás con Dios que cuando estás con los demás. Lo que eres ante tus semejantes, eso eres ante Dios.
Cuando voy a tu encuentro, Señor, Tú me señalas a los demás. Cuando miro a los pequeños, ellos me señalan tu corazón.
Sábado, 20 de agosto
“No os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo” (Mt 23, 13).
Jesús insiste en la igualdad de todos los discípulos. Ninguno es más que nadie. Ninguno es menos que nadie. Los dones de cada uno no son para marcar diferencias, sino para embellecer la vida de la comunidad.
Gracias, Señor, por el regalo de la Iglesia. Gracias, por su belleza y ternura. Gracias por ese espacio en el que todos somos hermanos. Gracias, por María, nuestra madre.
Escucha este Evangelio con textos de los Místicos y una canción en la App Evangelio orado.